Cuando diriji mi mirada a aquellos ojos fisgones, inmediatamente se apagaron, pero en mi quedo la sensación, de que mas allá de la curiosidad que susita un extranjero, hubo una fascinación sobre lo desconocido. Yo me quede estático no se por cuánto tiempo y cuando logre restablecer mi prioridad en aquel remoto planeta amarillo, sentí que mi mente alma y cuerpo, también sufrieron los embates de un sortilegio espacial.
Ahora después de tantos años, la casualidad me ha llevado a contemplar en esta fría noche, los ojos de aquella mujer y sentir el mismo embeleso por su mirada, que al parecer atravesó distancias inimaginables, para volver a seducirme y esta vez no solo me conformaría con mirarla.
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Últimos comentarios sobre este cuento
Nombre: Carlos Antonio
Comentario: ...Cuando se trata de mirar a los ojos de una mujer, lo mismo me da que ella sea amarilla, blanca ó marrón oscuro; si realmente yo, cuando miro unos ojos bonitos, solamente me fijo en ellos, no en lo que los envuelve ó rodea...
...Y si me guiñara de repente uno solo de ellos, la verdad es, que entonces, en ese mágico momento, donde coño meterme...
Asà es la vida; asà son las mujeres y asà si soy yo...
...Es que...
¡¡¡Ya no tengo remedio!!!
...Me tendré que ir al planeta amarillo, a comprobarlo...
¿à quizá no?
Fecha: 2011-12-15 21:10:42
Nombre: Silvia arteaga
Comentario: hola buenas noches, lei 2 o tres veces su cuento y me causo dos diferentes sensaciones la primera un miedo a lo desconocido, la segunda sentir algo grande por alguien desconocido realmente me gusto