No se si algunos de ustedes así como a mi han visto de una manera tan real un objeto volador o algo extraño en el cielo, bien sea una nave, un objeto brillante, una luna gigante, un estrella que se mueve de lado a lado como si estuviera borracha, como un extraterrestre con esa cara arrugada y su arma plana mirándote fijo a los ojos mientras corres temblando y buscando refugio…
¡Ay! No que pena, eso no es un objeto extraño es la vecina que se asoma con la plancha por la venta cada vez que me oye salir, es como si estuviera enamorada de mi pero un amor de esos que le gustaría acariciarme con la plancha caliente y rascarme con el tenedor de mover el carbón caliente y en fin yo digo que ella tiene algún problema serio, se que en el fondo es buena mujer pero por fuera horrenda…
Continuemos con el tema; hace mucho tiempo cuando yo era muy pequeño me paseaba por las calles de mi barrio, tal como lo hacen los niños de mi edad, eso es cuando tenia 18 años que paseábamos la ciudad – que digo ciudad mejor; el pueblo- tipo 2 de la mañana ebrios como el carajo tratando de sostenernos unos a otros: “jaja, unos a otros si iba solo camino a casa y diría mejor tratándome de sostener de poste en poste que a esa hora era lo único que encontraba en el recorrido”…
Una noche, una de tantas noches, iba camino a casa, no voy a decir si tome mucho o poco, solo se que al otro día me levante con resaca y creyendo fielmente en lo que vi la noche anterior.
Desde ese momento dije que nunca volvería a hacer la marías y ese juego de la servilleta con el anillo… aunque solo fue esperar el fin de semana y otra vez listo para la casa convencido que si hubiera sido efecto del alcohol lo volvería a ver pero no, nunca mas lo volví a ver… yo digo que era un extraterrestre, pues en esta tierra no encuentro mas explicaciones.
Era un animal que tenía un cacho en la frente, y con un solo ojo, tenia cuatro patas, la parte de atrás nunca la alcance a ver ni su color verdadero pues se confundía su contraste con el de la noche oscura, esas noches sin luna.
Yo contaba esa anécdota y los amigos entre trago y trago se reían, y yo sofocado daba un cero de importancia hacia sus risas mirando al cielo, encendiendo un cigarro y preguntándome ¿Que mas incógnitas abran en este universo? ¿Que tantas especies abran por descubrir? o tal vez ¿quienes estarán por descubrirnos?
Así se pasaron algunos días con el tema pero solo a forma de burla hacia mí. Hasta llegaron a mencionar que lo que yo había visto no era más que un perro visto desde atrás.
//alex
Extraño espécimen
Autor: Andres Rueda Verdugo
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Cuento publicado el 29 de Febrero de 2012
¡Ay! No que pena, eso no es un objeto extraño es la vecina que se asoma con la plancha por la venta cada vez que me oye salir, es como si estuviera enamorada de mi pero un amor de esos que le gustaría acariciarme con la plancha caliente y rascarme con el tenedor de mover el carbón caliente y en fin yo digo que ella tiene algún problema serio, se que en el fondo es buena mujer pero por fuera horrenda…
Continuemos con el tema; hace mucho tiempo cuando yo era muy pequeño me paseaba por las calles de mi barrio, tal como lo hacen los niños de mi edad, eso es cuando tenia 18 años que paseábamos la ciudad – que digo ciudad mejor; el pueblo- tipo 2 de la mañana ebrios como el carajo tratando de sostenernos unos a otros: “jaja, unos a otros si iba solo camino a casa y diría mejor tratándome de sostener de poste en poste que a esa hora era lo único que encontraba en el recorrido”…
Una noche, una de tantas noches, iba camino a casa, no voy a decir si tome mucho o poco, solo se que al otro día me levante con resaca y creyendo fielmente en lo que vi la noche anterior.
Desde ese momento dije que nunca volvería a hacer la marías y ese juego de la servilleta con el anillo… aunque solo fue esperar el fin de semana y otra vez listo para la casa convencido que si hubiera sido efecto del alcohol lo volvería a ver pero no, nunca mas lo volví a ver… yo digo que era un extraterrestre, pues en esta tierra no encuentro mas explicaciones.
Era un animal que tenía un cacho en la frente, y con un solo ojo, tenia cuatro patas, la parte de atrás nunca la alcance a ver ni su color verdadero pues se confundía su contraste con el de la noche oscura, esas noches sin luna.
Yo contaba esa anécdota y los amigos entre trago y trago se reían, y yo sofocado daba un cero de importancia hacia sus risas mirando al cielo, encendiendo un cigarro y preguntándome ¿Que mas incógnitas abran en este universo? ¿Que tantas especies abran por descubrir? o tal vez ¿quienes estarán por descubrirnos?
Así se pasaron algunos días con el tema pero solo a forma de burla hacia mí. Hasta llegaron a mencionar que lo que yo había visto no era más que un perro visto desde atrás.
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