El cuartito de la terraza . Cuentos cortos fantásticos


El cuartito de la terraza

Autor: Carmen

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Cuento publicado el 18 de Marzo de 2012


1º de abril
Hola, mi amor. Me parece genial que hayamos decidido escribirnos por mail porque no nos daban los tiempos para chatear. Son las doce del mediodía y acabo de almorzar con un sándwich. Voy a desocupar el cuartito de la terraza. Tener algo que hacer me vendrá bien para soportar estos meses de ausencia. ¡Justo tenían que trasladarte recién comprada la casa! Pero no es un reproche. Ya entendí que son apenas dos meses y un aumento importante de sueldo y jerarquía. Esa habitación me fascina. Cuando la limpie la convertiré en mi atelier. Pienso cambiar el pequeño ventiluz por una gran ventana para disfrutar de luz natural la mayor parte del día. Tengo carta blanca, ¿no? Te comento que me tomé dos semanas de licencia para ocuparme del cuarto. Después de que lo despeje, llamaré a Salvador para que se ocupe de los trabajos de albañilería y pintura. Más detalles, en mi próximo correo. Un día y ya te extraño. Mil besos.

Meli.

2 de abril
Querido Hernán: ayer no sabía por dónde empezar. Tuve que llevar el portalámpara porque la tierra pegada a los vidrios del ventanuco no dejaba filtrar los rayos de sol. Llamé a un cerrajero para que cortara el candado de la puerta y colocara una cerradura nueva. ¿Te acordás que volvimos a la inmobiliaria para pedir la llave de ese enorme cerrojo? No me explico por qué tantas precauciones para proteger muebles que se caen a pedazos de viejos y húmedos. Creo que lo único rescatable es una mesa chica de madera maciza y un sillón con brazos que todavía no probé hasta que lo libere de polvo y telarañas. El contenido de los armarios es pura basura. Periódicos, revistas, frascos vacíos, trapos, bolsas de supermercados, almanaques, tarros de pintura secos, pinceles apelmazados, zapatillas gastadas y cajas en desuso; todo ello atacado por el moho y la tierra. No quise hurgar demasiado porque pensé en las alimañas que en semejante abandono pudieran refugiarse. Mañana veré cómo librarme de ellos. No trabajes tanto. Sería bueno que aceptaras la invitación de tus compañeros para distraerte un poco. Te autorizo (siempre que no haya mujeres). Te quiero.
Meli.

4 de abril
¡Hombre impaciente! Ayer no te escribí porque acompañé a mi mamá al centro y después estuve horas esperando a los del Ejército de Salvación para que se llevaran los muebles. Cuando la habitación quedó vacía (sólo dejé la mesa y el sillón a los que sometí a un tratamiento de limpieza y encerado) parecía un salón de baile. Claro que las paredes son un asco. Hay que fregarlas para ver si debajo de la mugre persiste la pintura. Estuve hasta la noche cepillándolas y ahora estoy por subir con un balde y una esponja para lavarlas. ¿Así que accediste a ir al boliche? ¡Con lo que te gusta jugar al pool! Me alegro de que el ambiente de trabajo sea placentero. Así no me vas a extrañar tanto. Mmmm… Eso es lo que me imagino. Abrazos y besos.
Meli.

5 de abril
¡No vas a creerlo! Cuando empecé a pasar la esponja por la pared del fondo la pintura se ablandó (o así me lo pareció), porque en realidad estaba empapelada. Avanzo tan lentamente para despegar el papel que está adherido al revoque que parece que la pared se hubiera ensanchado. Todavía no cené, pero antes de comer voy a llamar a mamá porque hace varios días que quiere que la acompañe al cine. ¿Hay salas de cine en ese pueblito? Ya me contaste del comedor de doña Marta, de la proveeduría y del boliche, pero quiero saber como es ese lugar y su gente. Así puedo imaginar que estamos juntos. Te amo.
Meli.


8 de abril
Ya sé que no hay excusas por no escribirte en estos días y lamento que hayas tenido que llamar a mi madre para tener noticias mías. El teléfono está descompuesto hace una semana y ya reclamé el arreglo varias veces. El celu lo perdí. Pensé que se lo habían llevado con los muebles pero cuando pregunté me dijeron que no. Todavía no salí a comprar otro. Parece que el invierno se adelantó y los días amanecen nublados, lluviosos y con viento. Pero no importa, porque este cuarto insume todo mi tiempo. Cuando terminé de arrancar el empapelado, quedó visible una puerta. Primero pensé que era una falsa abertura, pero cuando la empujé se abrió hacia otra sala más grande cuyo fondo exhibía un amplio ventanal. Te imaginarás mi sorpresa. La habitación carecía de todo mobiliario y lucía tan limpia y nueva como recién construida. Caminé hacia la ventana y divisé un extenso parque cubierto de árboles y macizos con flores. El sol resplandecía y abejas, colibríes y mariposas pululaban entre los setos. Casi podía aspirar la brisa cálida y perfumada. Ayer volví y me pareció ver un movimiento entre los matorrales, pero a pesar de que estuve hasta la noche no distinguí más que el silvestre paisaje de la víspera. Hoy ví personas detrás del ventanal. ¿Dónde vivirán? No hay casas a la vista. Perdí la noción del tiempo hasta que me sobresaltaron los gritos de mamá. Salí del salón y cerré la puerta. Todavía no estoy preparada para compartirlo. ¡Tendrías que escuchar los reproches porque yo había corrido el pasador por dentro! Que si me pasaba algo, que se había empapado esperando que le abriera, que… Después de desahogarse, me contó que la habías llamado y que estabas preocupado por mí. Estoy bien, corazón, aunque un poco agotada. Te escribo desde la casa de mi madre porque insistió en que no pasara la noche sola. Me dice que me nota más flaca, que me alimento mal desde que te fuiste. Te prometo que no voy a dejar pasar otro día sin noticias. Besos.
Meli.

8 de abril
Mirá, Hernán, te contesto por escrito porque me aturdiste con las cosas que me acabás de decir y preguntar. Tu razonamiento es tan lógico como tu profesión. Volveré a casa a primera hora y mediré los dos cuartos por dentro y por fuera. Sé que los fondos del cuartito están al filo de la terraza y que detrás no hay más que las terrazas de las casas linderas, pero yo vi otro espacio detrás de la ventana. Aquí sigue el temporal, pero el paisaje del otro lado es veraniego. Parece una locura, ¿no? Mañana voy a traspasar el ventanal para comunicarme con esas personas. Después volveré con mamá para descartar cualquier alucinación de mi parte. Ahora me voy a dormir y voy a descolgar el teléfono porque sé que tratarás de disuadirme. Suerte (para mí) que mamá es contraria a los celulares. No te inquietes. Nada malo puede medrar en medio de tanta belleza. Te voy a escribir apenas vuelva. Te quiero, siempre.
Meli.

Diario LA CAPITAL del 11/04
Noticias de policía

BUSCAN A MUJER DESAPARECIDA
Se trata de Melina Rodríguez, vista por última vez por su madre el pasado 8 de abril. La progenitora relata que su hija abandonó la casa por la mañana temprano mientras ella estaba entregada al sueño. Cuando descubrió su ausencia la fue a buscar a su residencia marital, pero no encontró rastros de la desaparecida. Su marido regresó al día siguiente y según fuentes policiales, después de inspeccionarlas terrazas de las casas vecinas, hizo derribar un cuarto existente en la propia. Por el momento no hay indicios de su paradero. Interrogados los vecinos, pocos datos pudieron aportar ya que la
pareja hacía tres semanas que se había mudado al barrio. Tanto sus parientes como sus amigos descartan la hipótesis de una desaparición voluntaria.

//alex


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Últimos comentarios sobre este cuento

Fecha: 2012-09-09 09:44:16
Nombre: Susana
Comentario: Excelente cuento con toques de Poe y Lovecraft Mantiene atrapado al lector todo el tiempo.


Fecha: 2012-03-19 11:48:29
Nombre: Carmen
Comentario: Gracias por tu comentario, Mirella. Abrazos.


Fecha: 2012-03-19 11:46:33
Nombre: Carmen
Comentario: Martha: como siempre, gracias por el comentario. Y no me des ideas porque podría entusiasmarme. Un abrazo.


Fecha: 2012-03-18 16:18:23
Nombre: divagaciones
Comentario: buenisimooooo


Fecha: 2012-03-18 07:52:16
Nombre: Martha Susana
Comentario: buen cuento! felicitaciones! intrigante, podría seguir no?