Mi división

Viví muchos años de mi vida con el presentimiento de que estaba a un paso de la locura, pero nunca me sentí tan grave para comprobar que era cierto.
Esa sensación comenzó cuando, por primera vez, me sentí flotar por sobre los demás.
Estaba aun en mi escuela secundaria, cuando de pronto comenzaron a retumbar como eco las palabras en mi cabeza, luego percibí mis manos más torpes y pesadas de lo habitual y empecé a flotar en el aire, por encima de las cabezas de mis compañeros de curso. Viví muchos años de mi vida con el presentimiento de que estaba a un paso de la locura, pero nunca me sentí tan grave para comprobar que era cierto.
Esa sensación comenzó cuando, por primera vez, me sentí flotar por sobre los demás.
Estaba aun en mi escuela secundaria, cuando de pronto comenzaron a retumbar como eco las palabras en mi cabeza, luego percibí mis manos más torpes y pesadas de lo habitual y empecé a flotar en el aire, por encima de las cabezas de mis compañeros de curso.
Podía ver claramente la forma de su cabello, como seguían la clase con normalidad, la manera de mirarse con complicidad de varios de ellos frente a un yerro del profesor de Sociología, y hasta podía distinguir lo que escribían con letra cuidada en sus carpetas y apuntes.
De a ratos lograba sentarme junto a alguno de ellos sin que se percatase de mi presencia. Ocupaba un espacio vacío, como si estuviera destinado a quien pudiera vagar por el aula a dos metros del suelo y decidiera tomar un merecido descanso justo ahí.
De pronto, una ventana azotada me devolvió repentinamente a la realidad, mis manos volvieron a adquirir su textura habitual, mis oídos estallaron en un carnaval de ruidos y sonidos que se me ocurrieron nuevos, mientras mis pies se cercioraban de volver a pisar tierra firme, segura.
Pensé de inmediato en volver a mi banco, lo que hubiera podido llevar a cabo de no ser porque estaba ocupado por alguien tan parecido a mi….