Manuela, desnuda. Cuentos cortos fantásticos


Manuela, desnuda

Autor: Adriana Vilar

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Cuento publicado el 21 de Agosto de 2012


Era Manuela una mujer casi común.
Ni muy gorda ni muy flaca, ni muy bonita ni muy fea, ni muy joven ni muy vieja.
Nada llamaría la atención en ella al pasar a su lado, con excepción de su mejor virtud y su peor defecto basado en que era Manuela una mujer desnuda. Así como les digo Manuela era una nudista de alma.

Su nudismo lo vestía en su propia casa. Nada necesitaba, vivía sola y así era feliz.
Aunque en varias ocasiones esto le provoco ciertos inconvenientes y contrariedades. La sociedad no acepta a los que son diferentes.
Como Udes se darán cuenta estos problemas comenzaban en la puerta de calle cada vez que alguien llamaba.
Ella atendía muy naturalmente, pero en este sencillo acto, olvidaba lo que la sociedad siempre le hacia recordar y aunque todos bajo la ropa somos esencialmente iguales, nadie le perdonaba el que ella fuera distinta mostrando algo tan simple como su propia anatomía.
Paso aquel día, cuando Doña Zulma, la vecina de al lado se le había terminado el azúcar y le fue a pedir una taza a Manuela. Al verla, dejo caer la taza al suelo estrepitosamente, haciéndola añicos contra el duro mosaico de la entrada.
Con su cara de disgusto y sorpresa, abrió la boca para vociferar un insulto: -¡degenerada!!!-. Luego salio rápidamente en dirección a su casa hablando por lo bajo, dejando a Manuela contrariada. Trayendo escoba y pala, Manuela, tuvo que limpiar la loza rota y desparramada que amenazaban con lastimar sus pies descalzos.
Por que si la vecina podía lucir con tanto desparpajo esos horrorosos ruleros y espantosa bata, ella no podía vestir tan solo esa piel tan suave que Dios le había dado, así como sus lunares, su ombligo redondo, sus pechos pequeños, sus codos ásperos o su bello púbico.
En otra ocasión aconteció cuando la compañía de gas tuvo que hacer una revisión de los caños de la vecindad debido a una perdida sin resolver y un empleado de la compañía toco a su puerta.
Cuando ella atendió al hombre taciturno y aburrido se le salieron los ojos de las orbitas al verla, sin poder decir palabra ni sacarle los ojos de encima a Manuela.
Tuvo ella que preguntarle dos veces que quería, para que este en un radical cambio de actitud , sensual y lacivo le dijera:” mamita, yo que venia a mirarte los caños ahora te mirare otras cosas…”
Y cuando el tipo amago a dar un paso al interior de la casa para tocarla, ella con rápido reflejo le dio un portazo en la cara, apoyando luego su espalda contra la puerta. Acosada y con esa sensación mezcla de asco y enojo.
En tan poco tiempo la habían tomado de degenerada y de puta. ¡Esto era inconcebible! Ella no se lo merecía ni había hecho nada para que la tratasen así, mas que ser ella misma.

¿Acaso se censuraba a los gatos desnudos de los tejados o a las palomas vestidas en sus plumas grises, comiendo las migajas en la plaza?

Una mañana quiso salir y recordó que sobre el ropero, donde guardaba sus recuerdos familiares tenia una valija con algo de ropa…


Se vistió sintiéndose como un astronauta dentro de su traje espacial. Se sentía ridícula, incomoda, los pies se le freían dentro de los zapatos, la cabeza le daba vueltas, los ruidos y la gente la fastidiaban.
¿Como podría ser fiel a ella sin estar en contra del mundo que la rodeaba?
De regreso en su casa, se desvistió rápidamente. La piel le picaba y tenia ampollas en los talones.
No le faltaron las ganas de tirar la ropa por la ventana .
Como en bandada, llegaron a su pensamiento los mortificantes momentos vividos junto a la vecina y al empleado publico humillándola, mezclado con la azarosa actividad de gente hipócrita y vestida que iba y venia por las calles de la ciudad y que estaban allí, del otro lado de su puerta, amenazantes, acechándola ante su menor intento de salir así como era ella, Manuela desnuda.
Para cambiar su humor, tomó de la biblioteca la enciclopedia con las imágenes de sus personajes favoritos:
Lady Godiva con su hermoso cabello largo montando un brioso caballo negro.
La maja desnuda de Goya, muy cómodamente recostada en su sofá.
La madre Eva y el padre Adán sacando manzanas de los árboles del paraíso.
El escultural y varonil David de Miguel Ángel no dejaba de fascinarla y hacerla soñar.

Una madrugada, sin saber bien la hora, despertó. Hacia calor y no podía dormir.
Los ruidos de la calle habían enmudecido y fue así que sintiéndose segura en el abrigo de la oscuridad y del silencio decidió salir a tomar el aire fresco de la noche.
Vestida en su piel, traspaso la puerta, protegida por las sombras, rodeada por el aroma de jazmines y azahares de los limoneros.
Dando vuelta en una esquina donde los maullidos de los gatos la acompañaban, un fiero perro le salio a su encuentro mostrando sus dientes amenazadores. Aquel fue el final de su tranquilo paseo.
Dio media vuelta y hecho a correr sobre sus pasos.
Una sirena escandalosa comenzó a chillar tras ella junto a multicolores luces que la perseguían, había ventanas que abrían y cerraban , gente que le chiflaba y señalaba con el dedo.
Corría y corría locamente. El corazón parecía salírsele del pecho. El aire le faltaba, mirando a cada segundo atrás para estar segura que ni el perro, ni la sirena, ni las luces o la gente la alcanzaran.
Junto a una oscura ligustrina una mano firme y fría la jalo al interior haciéndola desaparecer de la calle, del ruido y de sus perseguidores.
Ya no sintió miedo, su respiración se normalizo inmediatamente. Una espontánea paz la embargo, y así tranquila pero sin saber donde estaba se sintió como en casa.

Todos los miércoles por la mañana el grupo de jubilados de la zona se reúne en el parque municipal para jugar su partido de ajedrez semanal.
Fue Don Vicente quien señalo a sus compañeros algo que le llamo mucho la atención.
En el solar central del parque sobre la habitual tarima de mármol blanco la solitaria estatua del hombre desnudo , ya no estaba sola, de su mano otra estatua, igualmente desnuda lo acompañaba. Era una joven de apacibles y felices rasgos.
-¡Que hermosa estatua!- pensaron.


//alex


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Últimos comentarios sobre este cuento

Fecha: 2012-09-18 08:35:51
Nombre: chris
Comentario: Que Bonita historia - Estoy estudiando espanol, y historias como esta me da mucha ayuda y lo mejor de todo, son gratis. Creo que la escritura tiene mucha imaginación. Gracias.


Fecha: 2012-08-26 13:12:28
Nombre: GABRIEL DEGI
Comentario: hola Adriana. buen cuento, cierra bien. Marca fiel de como cuesta romper con los estereotipos sociales, y cuando lo hacemos como quedamos al descubierto. Me gusto lo de Manuela: persistió a cualquier precio.
Salud.


Fecha: 2012-08-21 10:18:59
Nombre: Martha Susana
Comentario: ¡que tierno! me encantó!