La vieja estacion, era una de las pocas cosa que quedaban en aquel pueblo,claro ya no era la misma,ahora en ruinas era refugio de perros y vagabundos.El pueblo se habia quedado en el tiempo,solo quedaban los habitantes mas viejos y ellos eran los que aun recordaban aquella tragedia. Hacia mas o menos un mes que el habia vuelto,aunque nadie lo habia reconocido,era solo un vagabundo mas. Pasaba sus dias sentado en el maltrecho banco,mirando hacia las vias,como esperando algo.Cuando Federico nacio sus padres eran ya mayores , este era el centro de sus vidas. Al terminar el colegio , se marcho a Buenos Aires para estudiar medicina,obtuvo su titulo y decidio regresar para trabajar en Bahia Blanca ya que se encontraba cerca del pueblo donde vivian sus padres. Fue en la ciudad donde conocio a Carolina,se enamoraron y desidieron casarse,nada le faltaba para ser completamente feliz. La boda seria en la iglesia del pueblo, ya todo estaba organizado ese dia Federico llego en la mañana para ultimar detalles ,Carolina vendria directamente para la ceremonia. Habia llegado el gran momento todos estaban alli esperando la llegada de la novia, ya llevaba media hora de retraso, y asi paso media hora mas la gente estaba impaciente y Federico era un manojo de nervios;alguien se acerca a el y le susurra algo al oido, un grito desgarrador salio de lo mas profundo de su ser y salio corriendo de la iglesia,esa fue la ultima vez que se lo vio;Mas tarde todos supieron lo que habia pasado,el auto en el que venia Carolina habia chocado de frente con un camion,nadie habia sobrevivido. El frio calaba los huesos,un fuerte viento hacia sonar las pocas chapas que quedaban en el techo de la estacion en ruinas,pero el seguia ahi, la tarde se hizo noche y ni siquiera se movio del banco,sin quitar la vista de las vias, a lo lejos pudo distinguir una luz,que se iba acercando paulatinamente;Era un tren de pasajeros, se levanto y camino hacia el anden,este se detuvo y en una de las ventanillas podia ver el rostro de Carolina ,estaba mas hermosa que nunca y le sonreia,subio al tren y este emprendio su marcha, perdiendose en la profunda noche.