-Tobías está quieto, muy quieto.-
Exclamo Peny, la hermana de Tobi, a Sofoch, el mago maestro de la torre de magia.
-hay niños, niños, niños, niños… Les dije que no jugaran con las cosas de la torre de magia, que eran muy peligrosas, espero que no le haya pasado nada tu hermanito. Vamos a ver.
Salieron de la tienda del vendedor de plantas mágicas, cruzaron la calle hacia el norte, pasaron por entre los pasillos de la pequeña ciudad de Misnash, pasillos pintorescamente dispuestos a modo, casi, de laberinto, entre las casas, y se dirigieron a la torre de magia que estaba más o menos a medio kilómetro más al norte, en la pradera, en la verde y soleada pradera, un lugar tranquilo, perfecto para un mago, sus ungüentos, libros de magia y conjuros.
-y dime, ¿Qué estaban haciendo con exactitud?- Pregunto Sofoch con tono tranquilo para no asustar a la niña.
-Jugando con sus posiones.- Respondió alterada Margoth, la mama de Peny y Tobi, que acaba de aparecer como de la nada- acabo de consultar mi bola de cristal porque me sentí angustia por los niños y vi lo que estaba pasando. – Habló con vos de preocupación, y con la misma vos prosiguió,- chicos, yo no puedo estar pendiente todo el día de ustedes, tienen que ser responsables y portarse bien. Tengo que trabajar y hacer las cosas de la casa, ¿no pueden salir a jugar, un día aunque sea, sin mandarse una macana?,- termino de hablar ya agobiada Margoth.
Y apenada, casi a punto de llorar, mirando el piso, respondió Peny-perdón mami.
-Está bien hija, no te preocupes, tu hermano va estar bien,-ahora hablándole a Sofoch, dijo-tomo una de esas posiones azules de raíz de cazuli que causan parálisis temporal, acá traigo el remedio.
-Ah, una mujer preparada – Dijo Sofoch y continuo- bueno aceleremos el paso, así curamos al pequeño.- hablo con vos alentadora para que Margoth no se preocupara.
-gracias por su comprensión y por no enojarse Sofoch,- hablo algo angustiada Margoth.
-No te preocupes Margoth, no te preocupes, estos son buenos discípulos, no molestan para nada, algún día van a ser buenos magos… -hablo otra vez con vos alentadora para echar paños fríos a la situación.
Entre charla y charla llegaron a la torre de magia, -ahí está el Tobi, mama, ahí está,- hablo la nena muy angustiada y preocupada por su hermanito. Se le veía en el segundo piso de la torre, al lado de la ventana, por cierto, estaba quieto, mirando al horizonte, medio tonto, con cara de ingenuo, como quien espera poder volver a moverse.
Entraron en la torre, subieron al segundo piso y Margoth roció al pequeño con la cura contra la parálisis, pero no pasó nada, Tobi seguía quieto.
-¿Qué pasa? – se desesperó Margoth - ¿acaso tarda en hacer efecto?
-no, no- respondió Sofoch- al contrario, estas son posiones de afecto instantáneo, haber, veamos bien que tomo- observo sus pociones vacías y exclamo- ah, no tendrían que haber entrado a la torre sin mi permiso, el niño no tomo raíz de cazuli, tomo una poción de Azulasea Pétrecus, Margoth, esa posión, no tiene remedio.
//alex
Raiz de cazuli
Autor: Luciano
(2.43/5)
(17 puntos / 7 votos)
Cuento publicado el 11 de Septiembre de 2018
Exclamo Peny, la hermana de Tobi, a Sofoch, el mago maestro de la torre de magia.
-hay niños, niños, niños, niños… Les dije que no jugaran con las cosas de la torre de magia, que eran muy peligrosas, espero que no le haya pasado nada tu hermanito. Vamos a ver.
Salieron de la tienda del vendedor de plantas mágicas, cruzaron la calle hacia el norte, pasaron por entre los pasillos de la pequeña ciudad de Misnash, pasillos pintorescamente dispuestos a modo, casi, de laberinto, entre las casas, y se dirigieron a la torre de magia que estaba más o menos a medio kilómetro más al norte, en la pradera, en la verde y soleada pradera, un lugar tranquilo, perfecto para un mago, sus ungüentos, libros de magia y conjuros.
-y dime, ¿Qué estaban haciendo con exactitud?- Pregunto Sofoch con tono tranquilo para no asustar a la niña.
-Jugando con sus posiones.- Respondió alterada Margoth, la mama de Peny y Tobi, que acaba de aparecer como de la nada- acabo de consultar mi bola de cristal porque me sentí angustia por los niños y vi lo que estaba pasando. – Habló con vos de preocupación, y con la misma vos prosiguió,- chicos, yo no puedo estar pendiente todo el día de ustedes, tienen que ser responsables y portarse bien. Tengo que trabajar y hacer las cosas de la casa, ¿no pueden salir a jugar, un día aunque sea, sin mandarse una macana?,- termino de hablar ya agobiada Margoth.
Y apenada, casi a punto de llorar, mirando el piso, respondió Peny-perdón mami.
-Está bien hija, no te preocupes, tu hermano va estar bien,-ahora hablándole a Sofoch, dijo-tomo una de esas posiones azules de raíz de cazuli que causan parálisis temporal, acá traigo el remedio.
-Ah, una mujer preparada – Dijo Sofoch y continuo- bueno aceleremos el paso, así curamos al pequeño.- hablo con vos alentadora para que Margoth no se preocupara.
-gracias por su comprensión y por no enojarse Sofoch,- hablo algo angustiada Margoth.
-No te preocupes Margoth, no te preocupes, estos son buenos discípulos, no molestan para nada, algún día van a ser buenos magos… -hablo otra vez con vos alentadora para echar paños fríos a la situación.
Entre charla y charla llegaron a la torre de magia, -ahí está el Tobi, mama, ahí está,- hablo la nena muy angustiada y preocupada por su hermanito. Se le veía en el segundo piso de la torre, al lado de la ventana, por cierto, estaba quieto, mirando al horizonte, medio tonto, con cara de ingenuo, como quien espera poder volver a moverse.
Entraron en la torre, subieron al segundo piso y Margoth roció al pequeño con la cura contra la parálisis, pero no pasó nada, Tobi seguía quieto.
-¿Qué pasa? – se desesperó Margoth - ¿acaso tarda en hacer efecto?
-no, no- respondió Sofoch- al contrario, estas son posiones de afecto instantáneo, haber, veamos bien que tomo- observo sus pociones vacías y exclamo- ah, no tendrían que haber entrado a la torre sin mi permiso, el niño no tomo raíz de cazuli, tomo una poción de Azulasea Pétrecus, Margoth, esa posión, no tiene remedio.
Otros cuentos fantásticos que seguro que te gustan:
- La ventana rota
- Pipilinita
- Luz y Oscuridad
- El loco y el espantapájaros
- Un Alma en Pena
¿Te ha gustado este cuento? Deja tu comentario más abajo
(Nota: Para poder dejar tu comentario debes estar registrado.Todavía no lo estás? Hazlo en un minuto aquí)
Últimos comentarios sobre este cuento