El custodio de los muertos. Cuentos cortos fantásticos


El custodio de los muertos

Autor: Marcos Sarria Matos

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Cuento publicado el 11 de Diciembre de 2008



El momento de los muertos ha llegado. La noche se aquieta y la frialdad se apodera de los cuerpos, ya sin vida en el cementerio. Un hombre, sin prisa y sin casa, vela por la tranquilidad de los que nunca mas se moverán. ¿Se moverán? Pasa una lechuza sobre el lúgubre lugar de descanso de los finalistas y ríe; ríe y canta pues, sabe que ninguno de los que allí están, merecía estarlo. Parece como si la noche supiera que algo sucedería. De pronto, el señor que cuida el sueño de los infelices, escucha un ruido, poco conocido. Escucha sonrisas. Piensa que sólo son un grupo de muchachos que regresa de las fiestas y que toman un atajo de regreso a casa. Mira a un lado y a otro, no ve venir a nadie por las aceras. Se vuelve hacia las tumbas, frías como témpanos de hielo y sonríe. Cree que solo ha sido su imaginación.


Pasan las horas y este señor, casi vencido por el sueño, siente que una brisa, aún más fría, le rosa la cara. Le acaricia, le palpa el rostro. Le toca los labios, repasa su frente. Asustado se pone en pie y se hace un poco hacia fuera del cementerio. Mira a todos lados y no ve a nadie. Está algunos minutos en silencio. Teme respirar y confundir su respiración con la voz de algún ser no vivo; al menos en apariencias. Se toca con la lengua el cielo de la boca, sus manos temblorosas quitan con fuerza el sudor que corre por su frente. Quisiera borrar con sus manos la sensación que ha dejado “el viento” en su cara. No lo logra; sigue sufriendo y su corazón late tan fuerte como cascos de caballo en una calle adoquinada. Sufre, casi llora, nunca le había pasado algo similar en los 32 años de servicios públicos. Nunca había tenido la desgracia de sentir que alguien reclama su cuerpo; su alma. Sus piernas tiemblan como cuerdas de guitarra y sus dientes; “postizos”, tiritan como si tocaran un tambor, a golpe de uñas.
Poco a poco recobra la calma. Ya sus manos no sudan y su frente; a pesar de sus años, no muestra arrugas. Sus piernas, se incorporan; ya no encorva las rodillas para mantenerse en pie. Ahora como todo un adolescente, siente vigor. Siente que su sangre recorre su cuerpo, con experiencia; con la seguridad de no equivocar su camino a través de toda una red de carreteras creadas por su propio curso. Hace algunos movimientos circulares con los brazos y nota que su artrosis, se apacigua. Comienza a sentir seguridad de si mismo nuevamente y decide echar a andar por las desoladas calles del cementerio. Mira a un lado y a otro y solo ve féretros a distintos niveles y colores; colores muertos por la oscuridad, tal como los moradores de aquel lugar. Pasa las primeras 20 filas y no ve nada que lo inquiete. Llega a la 22. Vuelve a batir el viento. Mira hacia los árboles y nota lo pausado del movimiento de sus ramas. De repente, escucha una voz; una voz tan dulce y melodiosa como solo una vez ha escuchado. Una voz que de ser tan tierna, lo conquista y lo invita a seguir buscándola. Mira hacia todos lados y no ve de donde puede venir esta melodía divina, hasta que por fin, ve venir a una doncella, toda vestida de blanco y con el pelo ondeando con el viento que genera su vuelo hasta sus pies. Es bella, no lo duda. Y de seguro se lo diría pero, no tiene palabras. Apenas sin salir de su asombro, intenta tocarla. Quería saber si era real. No quería que en la mañana, al ir a buscar la prensa y se encontrase con el negro Francisco, este le tildara de loco. Quería tener la seguridad de que estaba frente a un evento real. No se perdonaría nunca, el haber soñado con algo tan bello y creerlo un hecho consumado. Sus manos, como por encanto rozaron una seda de las mas finas jamás vistas. Volvió a palidecer y retiró sus manos hasta los rotos bolsillos de un pantalón mil veces remendado. La doncella le tomó la mano y la hizo reposar en su pecho. Podía sentir los latidos de su corazón. ¡Estaba viva; no era un sueño! La chica lo instó a caminar junto a ella.
El, que no atinaba a nada, se dejó llevar por los deseos de aquella dama. Había caminado solo unos metros y sentía haber caminado una vida entera, pero sin cansancio. Ella lo miraba y sonreía, se detenía, lo tocaba. Le hacia dar giros alrededor de si mismos. Lo contemplaba de arriba abajo, tal como hacen los pájaros, en sus danzas romance. Este señor; sin casa ni apuros, había perdido la noción del tiempo. No sabía si gritar o caer desmayado. No sabía si llorar o morir de risa. Solo sabía que tenía ante si, a la mujer que tanto soñó en su adolescencia, aunque unos 50 años después. Recorrió todo el cementerio sin reparar en ello. Vivía; gozaba de momentos tan bellos y llenos de alegría como nunca tuvo en su juventud. Aquel ángel que le acompañaba sabía bien como llegarle al corazón. Sabia que tan solo con hacerlo reír de alegría, tendría mas de la mitad de su vida de su lado. Y eso quería; quería que este señor de cabello ensortijado y cenizo por los años, gozara de los últimos momentos agradables de su vida. Por eso no reparó en esfuerzos; no le importaba verlo tocarla, besarla y hasta hacerle el amor pues, estaba conciente de que seria la última vez que este pobre ser, tuviera a posibilidad de vivir y ser feliz.

Pasaron varias horas sin que se viera un tono de disgusto en los brillosos ojos de la doncella. Julián, a pesar de tener mil obligaciones para esa noche; Pedro; el director, antes de irse le dijo que le cerrara la oficina y le pusiera la llave donde acostumbra. Tenía que botar las flores viejas y recoger las coronas del día anterior; nada complicado, solo 12 entierros del último sábado. Pero, quien se resiste a los cantos de sirena que visitaban las penas del viejo esa noche. Quien se resistiría a bailar al ritmo de aquella melodía que solo podía ser escrita por Dios. Quien le hace pensar que esa dulzura solo puede existir en los sueños y que si de veras era un sueño lo que vivía, pronto terminaría y no de la mejor forma.
Como convencer al viejo de que las flores son más bellas cuando la luz del sol las ilumina y de que los murciélagos son mariposas de la noche. Seria cruel despertar a Julián.

Los primeros destellos del día abren las puertas a una ciudad que despliega sus cortinas para dar paso a la penetrante luz del sol. Los pasos de las personas que se dirigen al trabajo, rompen con la tranquilidad que hasta hace unos minutos ensordecía a todo un pueblo. Las farolas de las avenidas tristes pierden su brillo, el pasto se hace verde y los pájaros sueltan sus alas y salen a volar en busca de la felicidad que les puede traer este nuevo día.
En las esquinas se comienzan a aglomerar las personas, primero dos y luego varios, todos con algo nuevo o viejo que decirse. La cola del café en el Bar de la esquina, el del gallego, se hace mas larga. Este viejo, se ha robado la clientela de la señora Rita; la del edificio que cada mañana baja con su termo y ofrece café a cuanto transeúnte pasa frente a ella. En el cementerio quedaron algunas cosas por hacer. La puerta del director no se cerró anoche, las coronas siguen sobre los féretros y las flores hoy son más viejas. En la cola del café también hay cosas raras. El viejo Julián, hoy no fue el custodio ejemplar y cumplidor, pero tampoco fue el amigo complaciente del viejo Francisco, que como cada mañana lo espera en la puerta de su casa para ir a tomarse un café y comprar la prensa. En el cementerio, hoy hay entierro, como casi todos los días. Solo que hoy el cementerio recibe a alguien que no ocupa un espacio mas, sino que ocupa el mismo de todos los días, el mismo que viene ocupando desde hace 32 años. Mañana, quizás sea otro quien cuide la puerta. Desde hoy, Julián cuidará y velará por el sueño de todos, durmiendo con ellos.

//alex


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Últimos comentarios sobre este cuento

Fecha: 2016-07-25 20:59:29
Nombre: miriam
Comentario: que sorpresa tan grande encontrar esta publicacion, no sabia que lo habias publicado, este cuento siempre me encanto y creo que podias haber escrito muchos mas, ojala y te embulles y vuelvas a hacerlo.


Fecha: 2009-01-13 19:47:38
Nombre: Susana Vargas
Comentario: Hola! Me encantó el cuento!!! y quisiera saber si existe la posibilidad de saber más acerca de su autor y de la historia detrás del cuento! POr favor.
Muchas gracias.
Susana
susi_v@hotmail.com