Eran momentos de angustia en aquella batalla cuerpo a cuerpo, los ojos colmados de zozobra y desazón dejaba a uno de los rivales con un sabor amargo a muerte y desamparo, las miradas de ambos antagonistas peleaban ávidas por los mismos objetivos pero contrarias pretensiones.
Por la mente de uno ellos pasaban imágenes un tanto más humanas, mas intimas quizá el recuerdo de su familia de origen, la sonrisa de su esposa, Los primeros llantos de sus retoños, La silla mecedora donde su madre lo consolaba, la palmada de orgullo de su padre antes de partir, pero lo que más lo invadía tanto que llenaba y vaciaba sus pensamientos de manera simultánea era tal vez el futuro incierto que dejase con su ausencia.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y fue en esa fracción de segundos, ahí en ese momento de desconcierto, cuando aquel cuchillo se sumergía en esa región donde la fuerza y certeza del estacazo lo debilitaban para así abatirlo sin defensa alguna.
Este, que tenia inconmensurables triunfos, batallas conquistadas resumidas y cristalizadas en insignias doradas, que exponía orgullosamente en aquel lugar que pareciera ser lo más cercano a lo sublime de sus sentimientos y la valentía de su carácter.
El Gritaba de dolor, ardía en frustración, se ahogaba en angustia y se resignaba en sangre sin perder la compostura, hasta lo permitido en ese hilo delgado que existe entre la penitencia valiente y el arrepentimiento natural entre el temor bélico juicioso y equilibrado de la derrota
- Ya me llevo la chingada - repetía en sus pensamientos y fue ahí donde dejo de luchar su cerebro dictaba una orden pero su cuerpo desobedecía a falta no de voluntad sino de movimiento, ya no sintió las demás estocadas tan dolorosas como mortales, sus ojos se desvanecieron al igual que su cuerpo y su uniforme se cubrió del polvo de olvido y abandono.
Fue tiempo después que el informe militar decía la ineludible e irremediable noticia
-El indio Candelario lo mato, murió en manos de un mal americano-
Fue así como fallece. Tiempo después debido a su gran carrera militar, nobleza de sus ideales y la honradez y pulcritud de sus hazañas bélicas, Oriundo de Zapotlan Jalisco El General José María González Hermosillo Chávez y Romero recibiera su honra a perpetuidad el nombre de una ciudad llamada antes Santísima Trinidad del Pitic como homenaje post mortem.
Es en esta ciudad ahora ya llamada Cd. de Hermosillo, Sonora en el año de 1837 , ve nacer a otro gran guerrero ahora por nombre José María Leyva "Cajeme", líder del movimiento defensor de los Yaquis.
Este catalogo de heroicos hombres y mujeres que dieron su vida por una causa merecen un homenaje, también así las palabras que hacen de esta vida un manifiesto de lucha, la manera más humana de permanecer vigentes en expresiones escritas y vivir un lenguaje que nos pertenece, enriquecerlo y defenderlo en su uso nos da esa libertad y nos acerca a la expresión pura lo que nos distingue y nos da la certeza entre lo que somos y a donde vamos.
//alex
Otro personaje en la historia
Autor: Armando Ojeda
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Cuento publicado el 19 de Enero de 2011
Por la mente de uno ellos pasaban imágenes un tanto más humanas, mas intimas quizá el recuerdo de su familia de origen, la sonrisa de su esposa, Los primeros llantos de sus retoños, La silla mecedora donde su madre lo consolaba, la palmada de orgullo de su padre antes de partir, pero lo que más lo invadía tanto que llenaba y vaciaba sus pensamientos de manera simultánea era tal vez el futuro incierto que dejase con su ausencia.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y fue en esa fracción de segundos, ahí en ese momento de desconcierto, cuando aquel cuchillo se sumergía en esa región donde la fuerza y certeza del estacazo lo debilitaban para así abatirlo sin defensa alguna.
Este, que tenia inconmensurables triunfos, batallas conquistadas resumidas y cristalizadas en insignias doradas, que exponía orgullosamente en aquel lugar que pareciera ser lo más cercano a lo sublime de sus sentimientos y la valentía de su carácter.
El Gritaba de dolor, ardía en frustración, se ahogaba en angustia y se resignaba en sangre sin perder la compostura, hasta lo permitido en ese hilo delgado que existe entre la penitencia valiente y el arrepentimiento natural entre el temor bélico juicioso y equilibrado de la derrota
- Ya me llevo la chingada - repetía en sus pensamientos y fue ahí donde dejo de luchar su cerebro dictaba una orden pero su cuerpo desobedecía a falta no de voluntad sino de movimiento, ya no sintió las demás estocadas tan dolorosas como mortales, sus ojos se desvanecieron al igual que su cuerpo y su uniforme se cubrió del polvo de olvido y abandono.
Fue tiempo después que el informe militar decía la ineludible e irremediable noticia
-El indio Candelario lo mato, murió en manos de un mal americano-
Fue así como fallece. Tiempo después debido a su gran carrera militar, nobleza de sus ideales y la honradez y pulcritud de sus hazañas bélicas, Oriundo de Zapotlan Jalisco El General José María González Hermosillo Chávez y Romero recibiera su honra a perpetuidad el nombre de una ciudad llamada antes Santísima Trinidad del Pitic como homenaje post mortem.
Es en esta ciudad ahora ya llamada Cd. de Hermosillo, Sonora en el año de 1837 , ve nacer a otro gran guerrero ahora por nombre José María Leyva "Cajeme", líder del movimiento defensor de los Yaquis.
Este catalogo de heroicos hombres y mujeres que dieron su vida por una causa merecen un homenaje, también así las palabras que hacen de esta vida un manifiesto de lucha, la manera más humana de permanecer vigentes en expresiones escritas y vivir un lenguaje que nos pertenece, enriquecerlo y defenderlo en su uso nos da esa libertad y nos acerca a la expresión pura lo que nos distingue y nos da la certeza entre lo que somos y a donde vamos.
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