Travesura infantil
Autor: Eliasmito
(3.54/5)
(216 puntos / 61 votos)
Una vez teníamos en nuestras mochilas, apetitosos mangos llamados “Torito”, grandes gajos de mamones de dos pepas y deliciosos tamarindos maduros, Chiro que estaba encargado de vigilar, se descuidó por la ambición de ser quien más llenara su mochila de mamones y no vio que sigilosamente se acercaba el viejo máximo, quien pensamos no era mayor problema que nos descubriera pues nuestra agilidad de juventud, era la segura garantía de que como siempre nos escaparíamos impunes.
Pero esa tarde, máximo hizo uso de una astucia sin igual y nos llegó de repente por donde menos lo esperábamos, venía con un enorme palo en una mano y una gran piedra en la otra, así que cuando pegó el ronco grito propio de sus más de setenta años, diciendo LADRONES, BANDIDOS, apenas pudimos dejarnos caer de las ramas de esos árboles cual micos asustados para salir corriendo; cada uno cogió para un lado diferente como estrategia preestablecida para confundirlo, y así Chiro y Alex lograron escapar, pero yo que escogí el camino donde tenía que atravesar una cerca de alambre de púas para alcanzar la ruta de escape, en el momento en que me agachaba para pasar por entre la segunda y tercera fila de alambres, de pronto sentí un agudo dolor al lado derecho de mis costillas y caí cuasi privado al otro lado de la cerca cual paloma herida de muerte.
Medio inconsciente, sin gota de aire para respirar y temiendo lo peor, vi que velozmente llegaron mis compinches a auxiliarme llevándome a rastras, cada uno tomándome de un brazo y corriendo a toda prisa, logramos finalmente el propósito de no caer en las manos del viejo máximo
Luego de recuperar el aliento y de buscar a mi costado una grave herida brotando sangre, fue cuando nos dimos cuenta que el viejo máximo no era el gruñón, mala clase que pensábamos, pues para mi dicha, el objeto con que me había ajusticiado, no era ninguna roca o piedra maciza, sino sólo un terrón de arena que se deshizo con el impacto y desmoronó al mismo tiempo nuestro equivocado concepto y la mala intención para con aquel solitario viejo cultivador de frutas, al saber que tenía sentimientos nobles de no causarnos daño, sino solo alejarnos cual inofensivo espantapájaros.
Otros cuentos fantásticos que seguro que te gustan:
- La ventana rota
- Pipilinita
- Luz y Oscuridad
- El loco y el espantapájaros
- Un Alma en Pena
¿Te ha gustado este cuento? Deja tu comentario más abajo
(Nota: Para poder dejar tu comentario debes estar registrado.Todavía no lo estás? Hazlo en un minuto aquí)
Últimos comentarios sobre este cuento
Nombre: manuela
Comentario: jjejjjejej este cuento sik ta bakano jejjeje parese un pokito infantil pero esta muy bn :)