Como hubiera deseado no mirar.... Cuentos cortos de terror


Como hubiera deseado no mirar...

Autor: D.Camacho

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Cuento publicado el 12 de Septiembre de 2018


Mi nombre es Jorge, tengo cerca de 35 años de edad y me desempeñaba como psicólogo clínico y profesor universitario siendo un profesional muy reconocido en mi área y en mi ciudad. Hasta la fecha me sigo considerando un hombre de ciencia; Se perfectamente lo que es real y lo que no (le agradezco a mi práctica profesional por ello)... desafortunadamente, también creo en mi juicio y sé que lo que vi era real, aunque no sea posible según mi ciencia sé que existe! lo digo con certeza, y me aterra saber que está allí afuera libre y que tal vez en este momento este destruyendo otra vida, como casi lo hace con la mía...

(Como hubiera deseado no mirar...)
Una parte de mi sigue diciendo que solo fue el cansancio acumulado y el exceso de trabajo, aunque mi parte racional no está de acuerdo con esta mentira a la que mi cerebro se intenta aferrar para sobrevivir, espero mi necedad no termine matándome, al menos no antes de terminar este escrito. Pero "eso" que vi puso en duda mi existencia misma. Ahora entiendo que llego para quedarse, impreso, en lo más profundo de mi ser, obsesionándome a tal grado que perdí todo; mi trabajo, mi prestigio, incluso mi identidad, el temor me hace permanecer encerrado en mi habitación...
(Como hubiera deseado no mirar...)
No me atrevo a verbalizar esta historia pero debo plasmarla en papel como última alternativa "valla cliché!" -dice mi parte racional con ironía-, ya que de alguna forma deseo de explicarme que fue lo que vi, darle una forma, sacarlo de mi cabeza por solo unos segundo; Tomo el único lápiz que estaba a mi alcance y una hoja arrugada de papel, respiro profundo, inicio a escribir... temeroso.
(Como hubiera deseado no mirar...)
"Era una semana de otoño, fue una de las mas ajetreadas de todo mi año y aunque tuve mucho trabajo pude terminar cada una de mis diligencias sin contratiempos, solo fue muy agotador. Mi agenda era tan apretada entre semana que la organizaba de tal forma que solo tenía pacientes los viernes y sábados por ser mis días más desahogados, y claro, el domingo, pero ese día es sagrado para el descanso por supuesto. En mi consultorio me ayuda con la limpieza una señora de nombre Alicia. Entre semana me había llamado muy molesta, debido a que al parecer se había metido una paloma herida al consultorio, ya que había dejado el lugar repleto de plumas y sangre por todos lados, me comentaba que no había encontrado rastros de la paloma pero que tal vez entró por alguna rendija o por alguna ranura de alguna ventana que quedo abierta, y me mencionaba que cuando terminara de atender a mis pacientes me agradecería mucho que revisara mis ventanas y las cerrara para que no volviera a pasar, yo le dije que no recordaba haber dejado ninguna ventana abierta, y en efecto, no recordaba haberlo hecho. No le tomé mayor importancia al tema y solo le dije que le agradecía por comunicármelo y que sería más cuidadoso, no antes claro, de maldecir a la dichosa paloma.
El sábado de esa semana, recuerdo que era un día ventoso desde la mañana que salí de casa, era noviembre y ese tipo de clima era típico del mes. Estaba exhausto, realmente cansado, de hecho tuve problemas para levantarme de la cama. La alarma sonó a las 10:00 am el tiempo justo para mi primera sesión de las 11:00 am. El día fluyó con relativa calma y de ser honesto, desde que inicio deseaba que terminara. No tenía idea de que mas al final del día este sentimiento me acompañaría hasta la fecha.
Eran las 6:00 pm, recién había terminado mi última consulta, el cielo por la ventana ya lucia anaranjado y seguía venteando bastante fuerte, estaba tomando mis cosas y cerrando para salir junto con mi último paciente. Yo tenía algo de prisa, por lo cual me despedí y arranque el automóvil para irme a casa, mi paciente se quedo allí haciendo una llamada por su celular arriba de su vehículo. Calles adelante recibo una llamada, era de mi último paciente precisamente, me comunicaba que antes de arrancar el motor de su automóvil escuchó algunos ruidos de aleteos desde fuera de mi consultorio y cosas cayendo y me pregunto que si hablaba a la policía, yo le dije -muy irritado- que seguramente era una paloma herida que estaba causando problemas desde la mitad de la semana, también le dije que se retirara y que yo iba de regreso -muy a mi pesar- para sacarla antes de que hiciera mayor desastre.

Cuando llegué al consultorio ya había anochecido. Baje del auto y mi abrigo se agitaba por lo fuerte del viento, solo podía pensar en los reproches de la señora Alicia al ver el desastre del consultorio. Abrí la puerta y la recepción de la planta de abajo estaba tranquila, encendí la luz y vi unos libros tirados cerca de las escaleras que conducen a mi consultorio en la planta alta y allí fue donde vi las primeras plumas y rastros de sangre. Estaba realmente molesto, por lo que fui a la habitación de limpieza y tome una escoba con toda la intención de hacer puré a la paloma herida y "librarla de su miseria". Iba subiendo las escaleras cuando escucho un aleteo muy fuerte en la planta alta y seguido escucho que un objeto cae al suelo. Seguido, se escuchó con un poco de interferencia lo que parecía ser una parte de "Sleepwalk" de Santo & Jonny; obviamente era la pequeña radio que tengo en mi oficina la que había caído de su lugar, no sin antes darme un susto horrible.
Conforme iba subiendo las escaleras la tonada de guitarra acompañaba mi paso y parecía que las sombras se alejaban unos metros según yo caminaba. Al llegar a la puerta de mi oficina escuche aleteos muy fuertes y ruidos como de "alguien comiendo", el terror me invadió, nunca había tenido un ladrón dentro de mi establecimiento, pero ya estaba allí y quien fuera que estuviera del otro lado de la puerta no se había percatado de mi, tal vez por el ruido del radio. Pareciera que hubieran pasado minutos, pero todo pasaba antes de llegar al estribillo final de "Sleepwalk". Me armé de valor y con escoba en mano empujé la puerta y encendí rápidamente la luz de la habitación, dando un grito, según yo para intimidar al supuesto ladrón; lo que vi a continuación... Bajo una estela de plumas y objetos derribados, se alzaba una criatura, como de 1,60, estaba en cuclillas sobre mi escritorio, de piel como de reptil de un verde obscuro, tenia lo que parecían un par de membranas en la espalda como alas y estaba comiendo una paloma, arrancando pedazos con pequeños y filosos colmillos llenos de sangre. En decimas de segundo, la criatura volteo en respuesta a mi grito (que ahora era un grito ahogado) y su reacción inmediata fue soltar su presa. Sus alas se extendieron y volaron muchos papeles al rededor de la habitación, -parecía como si flotaran al ritmo de los últimos acordes de "Sleepwalk"- luego la criatura se lanzo hasta la ventana que al parecer abría con sus propias garras y simplemente salió huyendo con una velocidad que no había visto en ninguna criatura, solo me dejo allí, impactado, perdí el conocimiento.
A la mañana siguiente solo recuerdo que me dolía la cabeza, como si tuviera resaca o como si hubiera tenido pesadillas toda la noche. Al principio creía que todo había sido un sueño, pero al ver mi oficina, la sangre y plumas, un terrible sentimiento surgió en mi. Algo más profundo que la tristeza, era un vacio, un hueco; algo murió en mi esa noche o simplemente la criatura se lo llevo entre sus garras y lo devoró como un ave herida. Limpie todo y me encargué de que nadie supiera que había pasado allí, era mi sucio e imposible secreto."
Hasta el día de hoy nunca me permití expresar lo que había visto esa noche, es simplemente imposible! el hecho es, que hasta la fecha algo sigue muerto en mi. Mis ojos llevan un peso terrible, por eso le daré una utilidad real al lápiz en mi mano, tal vez el dolor me haga olvidar que una noche vi algo. Algo que, como hubiera deseado no mirar...

//alex


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Últimos comentarios sobre este cuento

Fecha: 2018-09-12 10:13:53
Nombre: Martha
Comentario: me gustó aunque creí que tendría un final más sofisticado o tal vez más específico que clase de "ser" era el "comepalomas"