Precio de gloria. Cuentos cortos fantásticos


Precio de gloria

Autor: Matías Gárate

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Cuento publicado el 13 de Abril de 2010


Entraron sin emitir sonido alguno, tan callados como sombras. Solo el susurro del viento entre los árboles interrumpía aquella silenciosa noche sin luna.
El estrecho pasillo separaba al trío de su destino, de su tesoro. Avanzaron con cautela, siempre en formación. Moviéndose como espectros por los puntos ciegos de las cámaras. Por el trayecto dejaron pasar muchas antigüedades, que, aunque valiosas, solo eran baratijas para ladrones de su calibre. No, solo un premio mayor era digno de ellos.

Antes de la medianoche los dos hombres y la mujer se encontraron frente a la puerta de la bóveda, hecha de titanio reforzado, sin duda lo mejor que el museo pudo conseguir. La observaron con indiferencia; nada que no pudieran sortear. El más bajo acercó su oído y dio suaves golpecitos al metal.
-¿Puedes abrirla?- preguntó la mujer.
-Eso creo- respondió su compañero.
Sacó de su cinturón una extraña herramienta, tenía forma de manubrio de bicicleta, pero con una exagerada cantidad de botones en el mango. La máquina emitió un suave pitido, con un desliz una pequeña extensión surgió del aparato. El ladrón lo introdujo con destreza en el orificio de la intrincada cerradura, de inmediato comenzó a presionar botones en un indescifrable patrón. Sus compañeros lo miraban expectantes, conscientes de la lucha silenciosa que se libraba entre hombre y tecnología. La máquina dio la luz verde y entre los tres abrieron la puerta.
-Buen trabajo- dijo la mujer.
El hombre asintió levemente y guardó a su amigo mecánico. Con aquel invento podrían hacerse ricos, pero ni el dinero ni la fama igualaban la pasión de robar lo invaluable.

La mujer hizo un gesto para que sus compañeros la siguieran dentro de la bóveda. Tuvieron que sobrepasar los sensores de movimiento, pero fuera de eso nada se interpuso entre ellos y su tesoro.
Llegaron a su destino, allí, en una vitrina al centro de la habitación, se encontraban algunas de las joyas más antiguas de la historia. Una sonrisa de triunfo se dibujó en el rostro de los ladrones. La burda exposición del museo no podía siquiera emular la belleza de las reliquias originales. Un juego de piezas que representaban cualidades de la esencia humana, pasión, miedo, alegría, todo finamente labrado en oro. Sin embargo, todavía era demasiado pronto para cantar victoria. Con un hábil movimiento la líder cortó el cristal, su precisión era legendaria, y no disparó ninguna alarma.
Entrevieron el resplandor de las joyas sin distorsión alguna; casi podían sentir cómo éstas los llamaban a tomarlas, cada vez con más fuerza.
La líder le hizo una señal al último integrante del equipo, el novato. Éste se acercó y con un pequeño aparato fue recogiendo una a una las piezas, dejando en su lugar pequeños espejos para desviar los sensores. Finalmente solo quedó la pieza central, un rostro agónico que recogía el dolor de un alma traicionada. El ladrón repitió la operación y sostuvo la reliquia entre sus manos, pero algo lo detuvo. Dentro de su mente pudo oír el lamento de una persona, intenso, desgarrador. Miró a sus compañeros, que permanecían impasibles, pero observándolo como si entendieran lo que pasaba. La voz fue aumentando de volumen hasta volverse grito, quiso gritar él también, pedir ayuda, pero no salían sonidos de su garganta. Sintió cómo su cuerpo se ponía rígido y el entorno se iba agrandando. Todo eso antes de caer en la oscuridad.

La líder recogió las piezas. Lo habían conseguido, un tesoro de milenios de antigüedad, y solo les costó un simple engaño. Un alma por otra. Ella y su compañero se retiraron, dejando en la vitrina un juego nuevo de piezas como pago.

//alex


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Últimos comentarios sobre este cuento

Fecha: 2010-05-15 11:57:23
Nombre: Carlos Alfonso
Comentario: Buena trama...un final propio de los bandidos, ¿amigos de que?...tal ves del dinero...TE FELICITO


Fecha: 2010-04-13 10:10:14
Nombre: Carmen
Comentario: Muy buen texto para este escalofriante intercambio de almas.


Fecha: 2010-04-13 05:44:50
Nombre: Raúl Lelli
Comentario: Impecable Matías.
Mis felicitaciones. Raúl