Cajita de fosforos

Unos cuantos años atrás, donde estaba presente el concepto de la escala de valores, los principios, el respeto. Había un jovencito, como tantos, pero rescatamos puntualmente a Mario, ese buen hijo, buen hermano, le gustaba ir a bailar, a los famosos (asaltos), ya un poco más maduro, conoce una chica, se enamoran, y se casan, vienen los hijos. El traslada la costumbre de su padre (que era de contar cuentos). Una vez que sus 5 hijitos estaban acostados en su camita, como pretexto, para darle más importancia y originalidad a esos cuentos, sacaba de su bolsillo una pequeña cajita de fósforos “vacía” de madera, les hacía creer que de ella salía una voz , trataba de no mover demasiado los labios, para darle más autenticidad, todos los días esperaban ansiosos que abriera esa cajita, diversidad de cuentos hacían dormir felices a esos niños. Pasaron los años, sus hijos crecen. Una enfermedad complica su vida y sus hijos se tuvieron que resignar a esa perdida. Pasaron más aun los años, una de las hijas ya muy anciana, en los últimos momentos de su vida se acuerda de su padre, no dejaba de pensar de su infancia, de esa cajita de fósforo, le dice a su otro hermano que la traiga que la tenia bien guardada , una vez con dicha cajita, le pide que la dejen sola, la abre, y una voz sale de adentro y dice- no tengas miedo hija, ni bien estés conmigo te haré compañía, al final sos mi hija de aquí hasta la eternidad.