cuatro monos y un tucàn...
Se los compraràn baratos... porque en nombre del estado... esa es la ayuda que le dan...
Un guararà un guarao... dènmele un canto a un guarao.
(1)
Selva vìrgen venezolana, profunda y misteriosa, bella y muchas veces aterradora. El Macizo Guayanès alberga el paraje geològico màs antiguo del Planeta, cuna de los tepuyes, el Soberbio Orinoco y el Salto Àngel, el màs alto del mundo.
Ahi, en esa tenebrosa y densa inmensidad vegetal donde la vida y la muerte parecen explotar cada segundo, existen tribus indìgentes (perdòn, quise decir indìgenas) que viven todavìa en la Edad de Piedra. "Mucho bien proporcionados e fermosos, (decìa Colòn en sus crònicas) andàbanse desnudos e inocentes como nuestros padres Adàn y Eva en el Paraìso. He aquì, a mi parecer, que estamos en èl"
En lo màs denso del bosque, justo en el lìmite natural entre el Macizo y la cuenca del Amazonas habitan los Guaraos, tribu noble y generosa, no obstante practicar algunas costumbres y ritos, tradicionales para ellos, bàrbaros para nosotros. Tal es el caso de la captura de "araguatos" (Mono Aullador). Originalmente para comer su carne. Ahora para venderlos vivos a los "racionales" (nosotros, los citadinos). Los nativos acosan a los primates con grandes perros "moneros" herencia de los misioneros norteamericanos. Estos cànidos resultan del cruce de razas dòberman y el resistente perro criollo, màs pequeño pero ferocìsimo, indòcil y omnìvoro. Despuès que el simio es atontado con dardos impregnados de barbasco, fuerte narcòtico vegetal endèmico, el perro se lanza inmediatamente hacia èl, directamente a la entrepierna buscando el paquete genital del cuadrumano, su parte màs expuesta y sensible y aunque èste es increìblemente fuerte, (capaz de enfrentarse y vencer a cuatro hombres) al estar drogado la lucha es desigual. Es mucho màs provechoso capturarlo vivo, asì que los cazadores intervienen ràpidamente para evitar que uno de los dos animales termine malogrado o quizàs muerto, y con gran maestrìa, amarran al simio.
En Mamo Abajo, poblaciòn minera y pecuaria entre los rìos Cuyunì y Yuruari, el cabo Rolando Arrieta habìa sido dado de baja en la instituciòn militar donde sirviò durante once años. Apolìneo y de gran corpulencia, Arrieta era el prìncipe azul de las chicas del poblado. Arrogante y autoritario, (armado... ademàs) paseaba su estatura por las calles del pueblo provocando suspiros y maldiciones. Los niños, adulantes y reverentes lo saludaban: ¡Ah, mi cabo!. Quizàs su engreimiento provocò en el Destacamento de Fusileros de la Selva, animadversiones que llevaron a su destituciòn.
¡Pobre Arrieta! a sus 31 años lo ùnico que sabìa era manejar las armas.
Bajado violentamente de su pedestal, desorientado, con varios hijos regados y sin hogar, el ex-cabo Rolando Arrieta, se internò en la selva.
Allà va Arrieta. Como un ariete. Sus negrìsimos y bien recortados bigotes se abren paso entre las nubes de mosquitos. Sus manazas velludas acostumbradas a sujetar hombros y caderas femeninas, ahora blanden el machete que desvirga matorrales impenetrables.
A por la plata/ a por el oro
a por la caza/ a por los monos.
Y tras el olor de la hembra fàcil, ahì fuè a parar. Las mujeres guarao son bellas, desnudas y ardientes con el civilizado.
La prestancia natural de Rolando junto con su bien aprendida hipocresìa militar, fuè perfectamente acogida por los nativos. Ya antes del año proliferaron rollizos e hirsutos indiecitos de belleza exòtica. Rolando Arrieta habìa re-descubierto el Paraìso Terrenal. Resultaba gracioso, por lo menos, divisar en la espesura aquel gigante semi-desnudo con su cohorte de vasallos persiguiendo los araguatos, la fuente de ganancias màs abundante y fàcil.
Esa mañana de julio, mes de enormes chubascos tropicales, la jungla estaba empapada. La exuberancia de fauna y flora desbordaba a raudales y hasta los olores se palpaban. Euquenio, el indio entrenador de los perros y especie de lugarteniente en la tribu descubriò una gran manada de araguatos comiendo guamos silvestres en la confluencia de dos rios cercanos. Ràpidamente Rolando y el indio, ùnicos levantados en esa frìa hora buscaron cerbatana y dardos. Euquenio fuè a buscar su feroz perro monero y el cabo tomò su fusil, ùnica arma de fuego que habìa en la tribu y buena provisiòn de balas. Casi nunca lo usaba pero lo cuidaba con esmero y sòlo èl y Euquenio tenìan acceso al arma (èste ùltimo, con gran destreza).
Era imposible llegar sin ser avistados, asì que se dividieron por la maleza buscando acorralar la horda contra la confluencia de los rìos. Un gran macho fuè el primero en dar la alarma y al unìsono la selva retumbò con un gran concierto. Euquenio apuntò su cerbatana al vigìa dando en el blanco y mientras la bandada se escapaba aullando, el mono centinela, atontado, se quedò entre las ramas, enredado sin remedio.
-Bueno, (se dijo Rolando) -por lo menos tenemos uno. Ese lo vendo por lo menos en cien mil.- Le pasò el fusil a Euquenio y empezò a subir por la maraña de ramas y bejucos a desenredar al primate. Subiò hasta la propia rama donde estaba èste, mas por precauciòn, no se acercò mucho a la bestia. Tomò la rama entre sus poderosos brazos y la sacudiò con todas sus
fuerzas. El simio se bamboleò y estuvo a punto de caer, pero se despabilò del todo, se liberò de las ramas, mirò fijamente al cabo y le sonriò ampliamente con esa sonrisa terrible de los monos. A Rolando se le enfriò la columna. Titubeò un segundo, resbalò en el follaje mojado y se precipitò de cabeza. Su destreza militar le salvò la vida en el ùltimo segundo quedando colgado como moderno Tarzàn precariamente a unos bejucos
y a diez metros del piso.
-¡DISPARA, COÑO! ¡¡¡MÀTALO!!! -Le gritò a Euquenio.
-¿LE TIRO AL MONO? -contestò el indio.
-¡AL PERRRO! ¡MALDITA SEA! ¡AL PEE-ERROOO!
El alarido se perdiò en la espesura mientras azotaba sus 90 kilos en la fertilidad del suelo.
El guarao compañero/ con flechas y cerbatanas/
la tierra venezolana/ fuè el primero en defender.
Asì cantaba cojeando el cabo Rolando Arrieta. Con dos dedos menos, barrigòn y abotagado, de Mamo Arriba a Mamo Abajo viene con su carretilla de naranjas. Su pregòn hiere a la intemperie con grito lastimero. Casi un llanto. ¡NARAAANJA DULCE LA NARAANJA!
Los carajitos jodedores ya no lo llaman "Mi cabo". Ahora le dicen... ¡AH, MI CAPO!
Y èl tristemente sonrìe, con sus bigotes de eunuco.
(1) El Guarao. Letra y mùsica del venezolano Alì Primera.
Otros cuentos que seguro que te gustan:
- Los anteojos del abuelo
- Locura de amor infiel
- El hombre, la montaña y el tesoro
- Un pueblo fantasma más
- La niña del colegio
¿Te ha gustado este cuento? Deja tu comentario más abajo
(Nota: Para poder dejar tu comentario debes estar registrado.Todavía no lo estás? Hazlo en un minuto aquí)
Últimos comentarios sobre este cuento
Nombre: Cèsar Muñoz
Comentario: CON GUSTO. MI CORREO ES:
aabad62@hotmail.com
Todos han sido (y serà n) contestados.
Fecha: 2011-10-21 18:28:57
Nombre: Cèsar Muñoz
Comentario: PARA SERGIO21MANUEL Y LOS DEMÃS AMIGOS QUE ME HAN ESCRITO. Pueden leer todos mis cuentos en este mismo portal bajo los seudònimos de:---Cèsar Muñoz---aabad62---Xuxo-Pereira---Jesùs Pereira.
Gracias por los conceptos. Respondo todos los email recibidos.
Fecha: 2010-07-14 13:07:24
Nombre: Pedro Pastor
Comentario: Ruego me disculpes por no haberle leido hasta hoy.
Me ha parecido un relato sagaz y taimado.
Te felicito por él.
Un abrazo
Fecha: 2010-07-10 00:03:46
Nombre: Eustaquio
Comentario: Gracias por venir a enseñarnos a todos a escribir, creo que mas nunca se te va a olvidar el nombre del cuento ni el de su autor, mas nunca !!
Fecha: 2010-07-09 12:31:07
Nombre: Cèsar Muñoz
Comentario: Estoy complacido con este comentario vizconde. 99% de acuerdo con èl. El restante 1% te lo refuto a tu correo personal para evitar que me vuelvan a cercenar los comentarios. Gracias sinceras.
Fecha: 2010-07-09 07:40:51
Nombre: Antonio
Comentario: Cuando empecé a incursionar en esta página de cuentos, me puse muy contento porque siempre es bueno un sitio más donde los escribas puedan expresarse.
Pero, y ustedes podrán estar de acuerdo o no, lo que yo critico u observo, no es la falta de nivel, sino el desprecio o falta de respeto hacia el lector; porque bien es sabido que lo menos que podemos hacer cuando nos presentamos ante alguien, aunque nuestras ropas estén remendadas, lo importante es que estén limpias y la escritura no escapa a las reglas de la ética.
Cuidar la orografÃa, que es lo esencial, es lo menos que podemos requerir y una gran mayorÃa presenta sus trabajos sin siquiera corregirlos, pues queda a la vista que quizá por la emoción, la impronta o el mismo deseo de ser leÃdo lo traiciona, llegando a estas circunstancias.
No escribo ni mejor, ni peor que nadie, pero por respeto a quien pueda leerme, al menos trato que mis textos no tengan errores ortográficos, repeticiones y/o barbarismos que puedan denigrar un texto.
Saber reconocer algo que está mal es todo un comienzo y cuando una crÃtica se hace presente, por dolorosa que sea o nos resulte, al menos es un motivo para replantearse cómo viene la mano.
En el caso de un cuento que no me acuerdo el tÃtulo, ni su autor, me referà al modo de expresarse sobre los nativos u originarios de determinado suelo, lo que fue tomado en broma y encima burlado.
En lo personal no me afecta, pues hacer docencia no está mal y escribir mal si lo es, pues se enseña mal a un potencial lector que no tiene formación, como es el caso de un niño o un adolescente y si para ustedes eso está bien, allá ustedes.
Con este comentario cierro mis participaciones, pues considero que mi misión está cumplida y debo emigrar a otros lugares, donde mi siembra no sea pisoteada, repitiéndoles lo que les dije en mi último comentario: Mi ironÃa no le llega a los talones a vuestra necedad y le agregarÃa a una obsecuente y malicioso malentender de lo que llamamos amistad, pues un verdadero amigo, nos hace ver cuando erramos y un mal amigo siempre nos palmeará la espalda haciéndonos ver que todo va sobre rieles.
Les deseo lo mejor. Elvizcondedemediado
NOTA: Por cierto, les recomiendo leer la novela El Vizcondedemediado de magnÃfico Italo Calvino.
Fecha: 2010-07-04 10:36:20
Nombre: Cèsar Muñoz
Comentario: Para Carlos Alfonzo y Manuel Ibarra:
Mi producciòn se ha incrementado amigos. Pero ya no publicarè en este sitio. Me dirijo a vuestros correos personales. Gracias por el apoyo.
Fecha: 2010-07-01 07:22:21
Nombre: Carlos Alfonso
Comentario: Hermano respecto tu concepto de apreciacion, pero te invito a reflexionar, de hecho un rango de 4.4 de calificacion de este cuento tuyo ya es un aliciente de tu esfuerzo literario...debes de seguir
Fecha: 2010-06-25 09:02:24
Nombre: Manuel Ibarra
Comentario: Hola amigo Cèsar Muñoz, es asì como lo he conocido desde que escribes en este portal, admito tù talento para escribir cuentos cortos, sì te retiras lamento esa decisiòn pero la respeto, sòlo querìa felicitarlo por su excelente relato (rìe..mono, rìe) hasta luego y suerte.
Fecha: 2010-06-25 08:28:51
Nombre: Cèsar Muñoz.
Comentario: ADIOS. RECONOZCO QUE PERDà LA ESCARAMUZA Y NO PUBLICARà MAS EN ESTE SITIO. HOY, TODOS MIS TRABAJOS AMANECIERON SISTEMÃTICAMENTE DESTROZADOS. NO ES POSIBLE REMONTAR ¡27! CEROS SIMULTÃNEOS, TRES POR CADA UNO DE MIS CUENTOS. PARA REVERTIR LA DERROTA BUSCARà NUEVAS IDEAS Y LAS QUE APORTEN UDS. -LOS DIGNOS-. POR FAVOR, ESCRÃBANME A MI CORREO Y PLANTEEN SUS PROPUESTAS. TODOS LOS MAILES SERÃN CONTESTADOS. LOS CREADORES DEL PORTAL TENDRÃN QUE ENCONTRAR NUEVOS MÃTODOS DE PUNTAJE PARA FRENAR EL DESHONOR. GRACIAS POR EL APOYO.
Ver todos los comentarios de este cuento