Ella, antes hermosa como un Serafín, venida de las profundidades del Paraíso, más alla del horizonte, en una noche de hastío perdió su camino... envidiosa de los pájaros cantores y cautivada por el leve siseo de la Madre Naturaleza...oh pensamientos impuros impulsados por la belleza, le quitaste de la manera más terrible su pobre alma inquieta.
Ella, antes hermosa como un Serafín, venida de las profundidades del Paraíso, más alla del horizonte, en una noche de hastío perdió su camino... envidiosa de los pájaros cantores y cautivada por el leve siseo de la Madre Naturaleza...oh pensamientos impuros impulsados por la belleza, le quitaste de la manera más terrible su pobre alma inquieta.
Un ser tan vil como el fuego asfixiante apareció ante la doncella, y con un sucio juego de palabras, ella arrodillada ,besando la mano ennegrecida de Luzbel, la dama sello su destino. La ahora virtuosa doncella se sentó en el piano maldito, ubicado en el claro del bosque y asi como Liszt y Chopin, apoyando sus delicados dedos sobre el fino marfil, toco la pieza de sus más puros sueños y acompañadada por la naturaleza, su melodiosa armonia encantó el lugar.
Y asi, absolutamente embelesada, tocó y tocó, y sus dedos ya descarnados, insensibles al dolor, siguieron tocando...por siempre...
Oh viajeros aléjense de ese piano si es que disfrutan vivir, porque aunque sea la melodia más preciosa y divina tocada por esa hermosa mujer, no es mas que un engaño, pues las teclas de marfil son tocadas por la carne podrida y huesos del cadaver de lo que alguna vez fue una joven doncella.
//alex
La dama del piano
Autor: Enrique Franco
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Cuento publicado el 16 de Octubre de 2012
Un ser tan vil como el fuego asfixiante apareció ante la doncella, y con un sucio juego de palabras, ella arrodillada ,besando la mano ennegrecida de Luzbel, la dama sello su destino. La ahora virtuosa doncella se sentó en el piano maldito, ubicado en el claro del bosque y asi como Liszt y Chopin, apoyando sus delicados dedos sobre el fino marfil, toco la pieza de sus más puros sueños y acompañadada por la naturaleza, su melodiosa armonia encantó el lugar.
Y asi, absolutamente embelesada, tocó y tocó, y sus dedos ya descarnados, insensibles al dolor, siguieron tocando...por siempre...
Oh viajeros aléjense de ese piano si es que disfrutan vivir, porque aunque sea la melodia más preciosa y divina tocada por esa hermosa mujer, no es mas que un engaño, pues las teclas de marfil son tocadas por la carne podrida y huesos del cadaver de lo que alguna vez fue una joven doncella.
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