Se conocían desde siempre, eran como hermanos, habían ido a la misma escuela y sus padres también
eran compadres, pero, a pesar de todo lo que habían convivido eran muy diferentes. Uno era optimista,
muy entusiasta, le sonreía a la vida, Y todo era motivo de alegría. El otro, en cambio, era pesimista,
apático, a todo le estaba buscando el defecto y pensaba que no valía la pena esforzarse, ¿Para qué? De
todos modos: ¡Nada iba a cambiar! Los resultados de su forma de ser saltaban a la vista. La esposa del
compadre optimista era guapa, muy fina, educada, agradable. Y la del pesimista era todo lo contrario. Y ni
hablar de sus casas y parcelas se notaba quien era ordenado y emprendedor y el abandono de quien no
tiene muchas esperanzas.
Para el compadre optimista, cada mañana era una bendición de dios, se levantaba de un salto de la
cama, y brincoteaba, como pajarito, de aquí para allá, inflando los cachetes y apretando los carrillos para
silbar una tonada que luego cantaba con fuerte y afinada voz. Cada sensación la vivía como si fuera la
primera o la última, sentía el agua helada en su cara y sonreía contento de sentirse vivo, veía el amanecer
y se maravillaba, con las tonalidades de las nubes, el lucero haya a lo lejos y mil detalles que sus sentidos
captaban; al tiempo que decía que iba a ser ¡Un excelente día! Y mientras recitaba una oración, hacia una
lista mental de todos los pendientes que pretendía resolver; pues siempre decía: "No dejes para mañana
lo que puedas hacer hoy". En su casa, aunque todavía no amanecía todo era actividad, mientras el
preparaba los aperos del campo su esposa ya le había preparado el desayuno. Echaba pastura a sus
animales y entraba a la cocina donde primero se comía a su mujer a besos y piropos y después saboreaba
el atole, tortillas recién hechas y la salsa tan rica que le había preparado su "chata". Apenas si clareaba el
alba cuando salía rumbo a su labor, su mujer lo despedía con un beso, mientras su perro daba vueltas en
su derredor ladrando ansioso por partir. Salía lleno de contento, tanta felicidad no le cabía en el pecho,
sabía que iba a tener un día pesado, pero no importaba, era para darles mejor vida a su esposa y
pequeños hijos.
De camino al campo, pasaba por la casa de su compadre, y aunque sabía que perdería mínimo media
hora, se detenía a esperarlo, para ir juntos al trabajo; -¡Pobre compadre! Siempre de mal humor, ¡Es un
gruñón!- Pensaba, si dios me ha dado tanta felicidad debo compartirla con mi compadre, él lo que
necesita es alguien que lo anime, porque: ¡Trabajador, si es! E improvisando un silbato con el meñique de
la mano derecha: chiflo fuertemente alternándolo con palmadas en el zaguán, nadie respondió, lo intento
nuevamente y por allá se escuchó el tímido ladrido de un perro. Dentro de la vivienda, la mujer despertó
al compadre de un codazo en las costillas -¡Levántate! Ahí está tu compadre dando lata, que maña de
venir a molestar, parece que no sabe el camino. Pero un día de estos te lo voy a correr, si yo ni lo quería
para compadre- El hombre respondió con un gruñido y se levantó adormilado se asomó y dijo: -Hombre
compadre “no por tanto madrugar amanece más temprano”, espéreme déjeme siquiera vestirme-
¡Apúrele! Compadre, que "al que madruga dios lo ayuda"- Respondió el optimista. Se vistió como
autómata sin mucha prisa y salió sin despedirse de la mujer que seguía durmiendo. A palos arreo a sus
animales, que se negaban a salir del corral sin almorzar, pero finalmente tuvieron que obedecer forzados
por el cruel maltrato y la larga letanía de maldiciones. Por allá a lo lejos, ¡Como de rayo! el perro se
escondió para librarse de alguna pedrada de su amo; El hombre mascullo nuevamente una maldición y
salió dando un portazo que cimbro la casa completa.
-Hombre compadre, ya cásese o divórciese, a ver si, así se le quita el mal humor. Apropósito; la
comadre ¿Está enferma? Me lo mando con "la bendición del petate" (sin desayunar)- No compadre lo que
pasa es que es muy "corajuda", se enojó porque no le traje leña y pos me dejo sin cenar, y menos se iba
a levantar a preparar el desayuno, pero siempre es igual, si no es la leña, es el maíz o sus celos. Deberás
que ya no la aguanto, pero pos, ni modo, me toco "cargar esta cruz", si no fuera por los guirros ya la
habría corrido o cambiado por otra- -No diga eso compadre, la mujer es como el caballo, háblele bonito,
acaríciela, y vera como se amansa- -Hummm, compadre, eso será la suya, pero la mía es "una mula", y
dicen por ay "que la mula y la mujer a palos a de entender"- -Ya no haga coraje compadre y échese un
taco, mi vieja me puso baleadas por si me daba hambre- No compadre, ¡Ni hambre tengo!- -Mire, mire
compadre si no se lo come se lo pongo de lavativa- Dijo el optimista fingiendo enojo. -Ha-a-ay compadre
"no la chifle", mejor si como, no sea que me la haga efectiva, y pos no, ¡Yo soy macho!- Respondió el
pesimista mientras engullía un taco casi sin masticar, se notaba que la traía atrasada, no ‘más se le perdía
entre los bigotes. -Hijole compadre, no sé qué haría sin usted, siempre me convida de su comida, y que
rico guisa mi comadre, ¡Gracias compadre!- -No se fije, compadre, mire, mientras usted almuerza yo le
echo un puño de pastura a sus animales, ya ve que siempre ando aprevenido, hay que atenderlos bien, ya
ve que son los que nos hacen fuertes para el trabajo- Hombre y animales, comieron y ya satisfechos se les
notaba otro semblante, hasta el caminar era más ligero, pronto llegaron a la labor.
-Bueno compadre, pos ay lo dejo en su tierrita pa´que le eché ganas; porque deberás que está usted
muy atrasado- -U-u-u-h compadre, ya vamos a empezar con problemas, que no ve que después de comer
"me llega un desconsuelo que solo con una siestita se me quita"- -No´hombre compadre ya en serio, mire
primero vamos a trabajar en su tierra, vamos a terminar el barbecho; con las dos yuntas, antes de media
mañana estará lista, yo después me voy a trabajar mi tierra y usted empieza la siembra de la suya; pero
échele ganas compadre, sino se le va atrasar mas su milpa-
Y así lo hicieron, con el apoyo del compadre optimista, en dos o tres días las tierras estaban
sembradas, solo un pequeño solarcito había dejado cada uno para el cultivo de hortalizas, las lluvias
habían llegado y el tiempo era propicio para sus cultivos. El optimista que pensaba en todo ya había
visitado "la casa de apoyo al campesino" y se enteró que las condiciones climatológicas eran óptimas para
la siembra de cebolla.
-Mire compadre ya no ‘mas nos falta sembrar los solarcitos, hay que sembrar cebollas, dicen que se va
a dar buena cosecha- informo el optimista. -¿Cebollas, compadre? No compadre, como que no me late,
además es muy apestoso. Esos de la "casa de apoyo al campesino" ni saben; el año pasado dijeron que
fríjol, sembré la semilla y salieron ejotes y en dos o tres días se macizan y ya nadie los compra; ay los
deje abandonados y los animales se los comieron- Se quejó el pesimista. -¡A que mi compadre tan sonso!-
Respondió el optimista. -¿que no sabe que los ejotes al secarse: son los frijoles? con razón mis chivas
engordaron. Hay que perseverar compadre, no sea tan desesperado- Dijo el optimista; que se retorcía de
la risa. -Mire compadre hay que apúrale y en la tarde vamos a ver al encargado que nos de la semilla, no
tenemos ni que ir al pueblo, la tiene en su casa y nos va a explicar todo lo referente al cultivo de la
cebolla- Así lo hicieron y por la tarde fueron a ver al encargado de la semilla, era un viejito alegre y
bonachón que para darles la bienvenida les ofreció un jarro de fresco pulque a cada uno. El optimista de
inmediato lo ingerio y alabo el buen sabor, pero el pesimista le busco mil defectos, que si no se lo llenaron
porque eran las "sobras", que a lo mejor estaba "pasado", y no se tomó nada. Cuando el anfitrión
pregunto porque no lo tomaba el pretexto un mal estomacal. Les explico lo referente al el cultivo de
cebollas, que se siembran en almácigos y se tienen que trasplantar a la tierra cuando ya las matitas
macizaron y de preferencia en día nublado y lluvioso. Y entre explicación y charla le ofrecían más pulque
acompañado de quesadillas de huitlacoche y requesón al optimista y al pesimista que se decía enfermo ya
no le ofrecieron nada. Cuando estaban explicando lo referente a lo comercialización de la cebolla, esto es:
¿A quién le vendo? ¿Cuánto vale? etc. el pesimista se aburrió y salió pretextando una urgencia. Le dieron
su semilla y se fue a su casa, -"comercialización" ¿Que ciencia puede tener vender una humilde cebolla?-
Como se había pronosticado la cosecha de cebolla fue excelente y la esposa del pesimista malaconsejo
a su marido, le dijo: -Mira cosechaste mucha cebolla, pero tu compadre, también y te va hacer la
competencia, la próxima semana ellos van al santuario a dar gracias por la buena cosecha; hay que
aprovechar y sacarla a vender a la plaza a buen precio. Cuando ellos regresen tendrán que darla barata,
pues tendremos el mercado inundado de cebolla- Y así lo hicieron trajeron a vender toda su cebolla. pero
no contaban con que toda la región había cosechado cebollas, así que no vendieron ni un kilo. Cuando
regreso el optimista encontró a su compadre desilusionado y a punto de abandonar sus cebollas. -
Compadre, le dije que no me latía sembrar cebollas, no he podido vender ni una, ¡La venta esta para
llorar!- Se quejó el pesimista. -¡A que mi compadre tan guaje! como va a vender cebollas en el pueblo, si
todos los campesinos las sembraron en sus parcelas. Mañana mismo empiezo a cosechar mi cebolla y en
un camión la voy a llevar a "bañaderos de los marranos" un pueblo que se dedica a la cría de puercos,
famoso por sus "carnitas" ay seguro que vendo toda a buen precio, se imagina compadre ¿Un taco de
carnitas sin cebolla? Si quiere compadre alquilamos un camión grande y llevamos también la suya-
Ofreció el optimista. Pero el pesimista ya no quiso invertir nada en las cebollas y como quería
abandonarlas el optimista se las compro como era de suponerse "muy baratas".
El optimista salió del pueblo con un camión repleto de cebollas y vendió toda la carga a buen precio.
Para no regresarse vacío trajo el camión lleno de marinitos finos; para críalos y engordarlos. Cuando el
pesimista se enteró del regreso de su compadre de inmediato fue a verlo, pues había quedado de pagarle
sus cebollas en cuanto llegara. El optimista para animar a su compadre le dijo: "Mire compadre la cría de
puercos es un buen negocio, compre "pie de cría" de buena raza. El dinero que le debo por sus cebollas es
muy poquito mejor le voy a dar marranitos a mitad de precio y vera que ahora si hace negocio- No muy
convencido, pues le encontraba mil inconvenientes, que si olían mal, que eran muy latosos, que había que
atenderlos, Pero pues ni modo, acepto los puerquitos en pago.
Las siguientes semanas fue de mucho trabajo, hacer los chiqueros en los solares donde habían
sembrado las cebollas, acondicionar los comederos y bebederos, idear una especie de drenaje, para poder
bañar los marranitos, etc. El optimista como siempre con mucho entusiasmo, poniendo todo su empeño
en que quedaran bien construidos y de buen material, pues su idea era poner un criadero y dedicarse a la
cría de puercos. El pesimista por el contrario, solo les puso una bardita piedra sobre piedra, que los
puercos derribaban continuamente cuando crecieron haciendo daños a su maíz, el cual, todavía no había
pizcado. Como los puercos eran de engorda en tres meses ya casi estaban listos para su venta. Los
puercos del pesimista habían crecido enormes, pues prácticamente eran alimentados con maíz; el que el
pesimista les daba y el que se comían cada vez que derribaban la cerca; cuando al fin decidió pizcar, se
dio cuenta que prácticamente se había acabado. Como era posible, que no se había dado cuenta, ¡El maíz
de todo el año! Era apenas enero y en su granero había para 15 días y con lo que ¡Tragaban los puercos!
Entonces desesperado fue a ver a su compadre. -Compadre, usted me dijo que la cría de marranos es
buen negocio y yo ya no hayo como mantenerlos, están grandes y tragan mucho maíz- Se quejó el
pesimista. -Si compadre, es un buen negocio, pero no me diga que los ha alimentado con puro maíz, "no
pos ay sí que la regó todita", a los puercos se les da desperdicio de legumbres, de comida, frutas de
segunda, semana con tortillas duras remojadas, y solo cuando se engordan se les da alimento y maíz y así
sale barato, pero usted les dio puro maíz de primera, sí que le debe haber salido carito- Aclaro el
optimista. -Hijole compadre, y ahora qué hago, sáqueme del apuro- -No, compadre pues no le queda otra
que "del mismo cuero correas"- Propuso el optimista. -¡A carajo! como esta eso ¿Del mismo cuero
correas?- Pregunto el pesimista. -Sí, compadre, mire sus marranos ya están grandes venda unos cuatro o
cinco y con ese dinero compre alimento de engorda y maíz; y en dos semanas están listo los demás para
la venta. o si prefiere hágalos carnitas y venda chicarrones para el domingo que es día del "Divino
Salvador" y todo el pueblo está de fiesta, seguro que vende todo y le queda mucha ganancia y no le
invierte más que trabajo- Dijo el optimista.
Mas forzado por la necesidad, que por ganar dinero, el pesimista le tuvo que entrar al trabajo de
matar puercos y preparar carnitas desde la víspera del viernes, y todo el sábado, pues todo aquel que
sepa el arte de prepáralas; sabe que es un oficio muy laborioso. La mañana del domingo por fin puso su
puesto y se dispuso para la vendimia. Su mujer no dejaba de recriminarlo. -Que caso le haces a tu
compadre, ay me tienes picando cebolla y cilantro, mientras que todas las mujeres del pueblo andan
paseando en la feria, no ‘mas es bueno para embaucarte, se hubiera puesto a vender él, no que ya
pasaron estrenados y arregladitos a misa de doce- La gente que pasaba, nada más los veía y nadie les
compraba, pues todos habían preparado baleadas, yucas, barbacoa o carnitas y se iban a comer a sus
respectivas casas. El pesimista más que desanimado estaba enojadísimo con su compadre, como era
posible que le hubiera aconsejado vender, cuando sabía que todos preparan abundante comida en día de
fiesta. De regreso de misa el optimista paso a ver a su compadre, pues quería cerciorarse que todo
estuviera listo para la venta "Primero dios a mi compadre le va a ir muy bien" y ahí estaba al pie del cañón
para apoyarlo. -¡Que paso compadre! ¿Cómo le ha ido? ¿Cómo ha estado? Pregunto el optimista. -¿Que
compadre? ¿Todavía viene a burlarse? No compadre ¡Eso no se hace!- Reclamo el pesimista. -"¡Calmantes
montes alicantes pinitos!- Contesto el optimista. -No coma ansias compadre, mire hay que adornar su
puesto, ¡Que llame la atención! Traiga refrescos y aguardiente y prepare una buena salsa: que es el
secreto para un buen taco y va a ver como termina sus carnitas y hasta van a querer mas- Dijo el
optimista. -Hay compadre, ¡Ya ni la amuela! ¿Que no ve que nadie compra? todos se están yendo a sus
casas a comer- Dijo el pesimista enojado. -Mire compadre, esto no es como usted quiere, tiene que tener
calma, ahorita toda la gente come en sus casas, porque por lo regular tienen invitados, pero por la tarde
todos van a la feria, al jaripeo, al baile, al palenque y cuando regresen, entonces si es la gran venta- Dijo
el optimista. -¡Que, que, que! Grito la comadre, ¡No, no, no! Ni mangos, yo no voy a estar aquí todo el
día, que te pague tus puercos y se quede él, nomás es bueno para sonsacarte- Y salió aventando el
mandil y jalando al pesimista. -Bueno compadre pero te los voy a pagar a razón de carnitas a granel-
Alcanzo a gritar el optimista.
Y como: "si del cielo te caen limones, aprende hacer limonada". El optimista tuvo que cambiar de
planes, le dijo a su esposa que venía mas atrás con los invitados -Que creen que los compadres tuvieron
un problema y nos encargaron la venta de carnitas, ¡No sean malos hay que echarles la mano! Todos
estuvieron de acuerdo y se pusieron a trabajar: unos adornaban el puesto con papel de china, otros traían
refrescos, cervezas y todo lo necesario para los "jarritos locos" y las "micheladas", Mientras que las
mujeres preparaban todo tipo de salsa, "pico de gallo", "chile habanero" ensaladas etc. Y como ya era
tardecito y además el trabajo les había abierto el apetito, prepararon la primera tanda de tacos que se
acabó "en un dos por tres", pues "todos traían bastante filo", "no ‘más parecía que los aventaban Pa’tras".
Como ya iba a empezar los espectáculos, la gente se dirigía a la plaza y al pasar por el puesto y verlos
comiendo tacos como si fuera "pan caliente", casi peleándoselos "como si fueran pollos comiendo maíz".
Les llamaba la atención y se decían: -De regreso pasamos a cenarnos unos tacos- Y el optimista que se
daba cuenta les ofrecía la prueba.
Desde la 8:00 de la noche empezaron a llegar clientes que venían de la corrida de toros y el jaripeo,
que además ya andaban "a medio chiles", pues se habían echado sus cervezas y venían alegres, otros de
plano se habían traído al grupo norteño o el mariachi, llegaban a cenar y aquello se convirtió en una gran
fiesta, pues la gente del pueblo estaba alegre y apreciaban al optimista y este se desvivía por atenderlos
junto con su esposa que realmente disfrutaban de recibir amigos y conocidos y atenderlos y a la hora de
cobrar la cuenta casi a todos les decían: -No es nada, es cortesía de la casa- Pues se les hacía feo cobrar a
los amigos, pero les resultaba contraproducente porque invariablemente les decían "negocios son negocios
y amigos en la calle" y les daban más de lo que ellos pensaban cobrar y los niños y gente que se quedó a
ayudar a servir, se les caían los pantalones por los bolsillos tan pesados de propinas. Y la fiesta seguía
muy animada y se abrió pista y se armó el baile y seguramente seguiría hasta las seis de la mañana.
El pesimista y su mujer regresaban de la feria y el baile, pero venían del mal humor, pues estaban
demasiado cansados para disfrutar. -Mira nada más por hacerle caso al zoquete de tu compadre ya ni
ganas tuve de bailar, pero que bueno que ellos tampoco pudieron ir, y ahorita nos vamos por el puesto
para ver que carita tienen- Se quejaba la mujer. Cuál fue su sorpresa al ver aquello lleno de gente y la
caja repleta de billetes. Y le entro la envidia y el coraje. -Pero que poca vergüenza míralos nada mas
hinchándose a tus costillas, no si caras vemos, compadres abusivos no sabemos- Gritoneaba la mujer del
pesimista. Y le picaba la cresta al marido -Ándale que te paguen lo de tus puercos, si tú fuiste el que te
fregaste y ellos no ‘más a servir y cobrar- Entonces el optimista llamo a su compadre y le dijo: -Mira
compadre aquí esta lo de tus carnitas te las estoy pagando sobre el precio de lo que valen, ahí ya va
incluido lo de tu trabajo, pues no te lo pago como animal vivo o en canal, sino como carnitas- Pero como
la comadre vio que en la caja quedaba cuatro veces más dinero que el que le estaban pagando, siguió con
su alegata y habladas. - No si eso si es chuparle la sangre al prójimo, nosotros trabajando desde el viernes
y estos en un ratito se llevan el dineral, y ni vergüenza les da- El optimista para evitar problemas le dijo a
su compadre -Mira compadre yo no te estoy robando nada, tu mujer fue la que no quiso esperar, para que
veas que te quiero ayudar te voy a pagar doble jornal de los días que trabajaron- Pero no hubo forma de
contentar a la mujer y la amistad de los compadres se vio gravemente deteriorada.
El dinero de la venta de las carnitas una parte se la agarro la mujer que nunca quedaba contenta y
otra parte fue para comprar maíz pero como los cerdos eran grandes, en la mitad del tiempo que faltaba
para llevarlos a vender se acabó. Entonces con pena y todo el pesimista fue a ver a su compadre -Hombre
compadre préstame maíz y dinero para mantener mis puercos y llevarlos a vender, no tengo ni que darles
se me van a enflacar- El optimista decidió cortar por lo sano y le dijo: -Mira compadre te voy a prestar,
pero para que no haya problemas con la comadre ahora si me dejas una escritura en prenda- El pesimista
estuvo de acuerdo al fin era solo por unos días y le dejo la escritura del solar.
Se llegó el día de ir a vender los puercos y debido al distanciamiento entre los compadres, cada uno
se fue por su lado. El pesimista con lo limitado pues no tenía y además ya para que los alimentaba; si en
unas horas los vendería. El optimista en cambio llevaba maíz para un mes y los alimentaba
continuamente. El lugar donde pensaban venderlos era un pueblito llamado "jutiapa” de los marranos"
famoso por sus carnitas, lugar a donde llegaban muchos turistas a degustar los productos porcinos. En la
entrada del pueblo los detuvo un retén donde les informaron que debido a una emergencia sanitaria no
podían pasar con sus cerdos. Las autoridades sanitarias habían detectado una cepa de fiebre porcina y se
habían sacrificado e incinerado todos los puercos declarando un cerco sanitario y cuarentena. Esto
represento un grave problema para el pesimista y demás porqueros que no llevaban provisiones, pero
para el optimista solo fue un pequeño contratiempo, bajo sus cerdos les improviso un corral y les dio de
comer. Todos los porqueros venían a verlo para que les diera maíz, pero como no tenían dinero no les
quedaba más que venderle, antes que se enflacaran o murieran de hambre, eso sí muy baratos. Al
compadre pesimista no le quedó otra que vender y regresar derrotado y sin el suficiente dinero para
rescatar su escritura. Todavía no se perdía de vista, ni los animales entraban al corral cuando las
autoridades sanitarias determinaron que no había riesgos para los humanos y se podía consumir la carne
siempre y cuando viniera en canal, pues seguirían monitoreando y fumigando los chiqueros por un año.
Apenas se dio el comunicado los dueños de restaurantes y taquerías salieron corriendo a buscar a los
porqueros para comprarles al precio que les dieran pues la venta de los productos de cerdo era la base de
la economía del pueblo. Cuando llegaron con el optimista le rogaban que les vendiera y le ofrecían sumas
verdaderamente fantásticas. Pero el optimista tenía pensado un trato beneficioso para todos y les dijo: -
Amigos no se peleen que tengo suficiente para todos y les voy a vender a buen precio. En mi rancho
tengo un criadero y puedo surtirles por mucho tiempo. Miren lo de ustedes es preparar carnitas y
venderlas, dejen que un servidor se encargue de traerles la materia prima y así ustedes se dedican solo a
venta y atención del turismo. Todos estuvieron de acuerdo y dijeron que era una excelente idea; y así el
optimista se regresó con bastante dinero y trabajo para todo el pueblo.
A su regreso al pueblo lo primero que hizo fue ir a buscar a su compadre, le tenía una propuesta
de trabajo. La comadre lo vio venir y enseguida le advirtió -Ay viene tu compadre y seguro te quiere
agarrar de su tarugo, cualquier cosa que te proponga primero lo consultas conmigo, porque que a ti ya te
vio la cara- Y como no quería que lo recibiera en su casa salió a la calle a ver que quería. El optimista que
venía muy contento, ni cuenta se dio de la descortesía y le dijo. -Compadre, me fue muy bien y vengo a
invitarlo a trabajar conmigo, lo quiero como jefe de producción de la fábrica procesadora de carne que voy
a poner en el solar de su tierra, vamos a comprar maquinaria y usted va a ser el mero jefe- Por el
entusiasmo de platicarle sus planes se le olvido aclarar que la iba a construir en la tierra del pesimista,
porque quería que la sintiera y quisiera como suya. Pero esto le cayó a su comadre como "patacón en el
hígado". Y ahora si salió escoba en mano para correrlo como si fuera gallina -¡Sáquese de aquí viejo
encajoso! No contento de despojarnos de la tierra todavía te quiere como esclavo, solo eso le faltaba,
¡Mendigo negrero!- Y tuvo que salir huyendo, sin terminar de explicar que le pensaba pagar un buen
sueldo, regalarle una bonita casa, mandar a sus hijos a estudiar lo referente a la producción de carnes
frías, embutidos, longaniza, etc. Pues quería que el negocio creciera en serio y lo quería a él y toda su
familia como socios.
Aunque el compadre no quiso trabajar de todos modos se construyó la fábrica en el solar de su
tierra, pues ya estaba en los planos. Se compró maquinaria, sierras eléctricas, y se sacaron los permisos
sanitarios necesarios para funcionar. Se dio empleo a todo el que quiso trabajar: entre criadero y
procesadora eran más de 50 trabajadores que estaban contentos de tener un buen empleo en el mismo
pueblo. Además tenía 5 camiones para el transporte de la carne. Todo marchaba sobre ruedas y había
buenas ganancias. Para el compadre pesimista la situación era todo lo contrario, sin el apoyo de su
compadre que siempre le ayudaba y motivaba. Su cosecha había sido muy raquítica y si el año pasado la
cosecha se la comieron los cerdos ahora no tenía ni maíz, ni cerdos. Su mujer en vez de ayudarlo siempre
lo recriminaba y echaba la culpa al optimista de todos sus males. La situación era verdaderamente
desesperada. Y como todo iba de mal en peor, cierta mañana despertaron como: " La Divina Providencia "
(Cuando amanezco sin nada, sin saber en dónde como): Se acabó el maíz, se acabó el fríjol, se acabó el
dinero, se acabó la comida y se acabó el rencor y el orgullo. Si bien dicen que “es bonita la necesidad”; la
mujer del pesimista al tener la cocina vacía y ni de que echar mano, como por arte de magia le cambio el
carácter y con una dulzura impensable en ella despertó al pesimista. -¡Mi amor despierta! Sabes, me
estaba acordando del compadre ya tiene mucho que no viene a verte, habías de irlo a ver, dile que su
ahijado preguntas mucho por él y que yo también le mando saludar, que si ya no se acuerda de los
pobres, que aquí en su pobre casa tiene las puertas abiertas- El hombre se levantó y no daba crédito a lo
que oía, pensó que seguía soñando, pero era verdad, su mujer le estaba poniendo los zapatos y
recomendándolo que se pusiera una chamarra, no sea que se resfriara. Ya cuando iba de salida la mujer
lo despidió con un beso y le dijo: -Le dices al compadre que siempre has estado dispuesto a trabajar con
él; pero como ya no regreso, que a poco se sintió con la broma del otro día, ¡Era puro relajo! El siempre
tan de buen humor, tan buena gente y tan guapo. ¡Ah!, y no importa el puesto que te de acéptale aunque
sea de barrendero, ya vez que no tenemos, ni que comer, a ver si te da un adelanto, porque su ahijado no
ha desayunado-
Para el optimista fue una gran alegría ver a su compadre, que contento estaba de abrazarlo, pues lo
quería como a un hermano. Cuando el pesimista le platico su situación y su deseo de trabajar con él, con
verdadera pena y tristeza le dijo: -Compadre, con mucho gusto te daría el trabajo que te ofrecí, pero ya
está ocupado el puesto. Siento mucho tu situación pero tú sabes que mi negocio y la fábrica son una
empresa y los contadores tienen todo inventariado, no disponemos de efectivo todo se paga “cheque
contra factura”. Yo tampoco cargo efectivo solo tarjetas de crédito y tengo que comprobar mis gastos, así
que no te puedo ayudar. Y toda mi fortuna esta en inversiones a plazo fijo- El pesimista agradeció sus
atenciones y salió arrastrando los pies. El optimista se acordó que tenía guardados lps40.00 pesos en
efectivo y le dijo: -Mira compadre tengo lps40.00 pesos de mi caja chica, pero como te dije tengo que
comprobar todos mis gastos, te los voy a dar si vas a gritarle a mi suerte, pregúntale: ¿Hasta cuándo voy
a dejar de ser rico? -Pero al pesimista se le hizo poco y quiso regatear, además se acordó que su mujer le
dijo: “cualquier cosa que te proponga primero lo consultas conmigo” Y al no haber arreglo regreso a su
casa. La mujer salió a recibirlo y a preguntarle si le había dado el trabajo, si le había prestado dinero a lo
que el contesto: -Me mando a gritarle a su suerte pero solo me daba lps40.00 pesos- y la mujer le dijo
que si le convenía que regresa inmediatamente y fuera a realizar el encargo. Cuando el pesimista regreso
con su compadre este le dijo: -Hijole compadre fíjate que salió un gasto y ya use lps10.00 pesos, ahora
solo tengo lps30.00 pesos. Entonces el pesimista considero que debía consultarlo con su mujer y regreso
nuevamente a su casa y la mujer le dijo que si le convenía que fuera. Cuando regreso su compadre ya
había gastado otros lps10.00 y nada más le daba lps20.00 Y volvió a regresar a preguntar a su mujer y
esta le dijo -Si hombre ve- Y se volvió a repetir la historia y ya nada más le daba lps10.00 pesos y volvió a
regresar a preguntar, entonces la mujer le dijo: -Si hombre, si nos conviene con lps10.00 ya compramos
maíz y cuando menos tortillas solas comemos, no que estamos con el estómago vacío- Le dijo que fuera
inmediatamente y que le diera lo que le diera "de todos modos fuera". Cuando regreso con el compadre,
este ya había gastado el dinero así que le dijo: -¡Qué pena!, pero como no quisiste ir, me salió un gasto y
ya no tengo nada-
El pesimista salió muy triste pero se acordó de la recomendación de su mujer -Que le diera lo que le
diera "de todos modos fuera"- y como: "Donde manda capitán..." Entonces se preguntó: ¿Y dónde podré
encontrar la suerte de mi compadre? y pensó: -debe estar en un lugar hermoso- Y fue a la fachada de la
fábrica que tenía un jardín con césped y plantas de ornato y grito -"Suerte de mi compadre"- Y salió un
charrito montado en un brioso corcel al que daba órdenes: ¡Aja bonito! ¡Arre! y casi atropella al pesimista,
¡Epale, epale! "¡No te arrugues cuero viejo que te quiero pa´tambor!" Entonces el pesimista le dijo que
decía su compadre que: ¿Hasta cuándo lo iba seguir favoreciendo? y el catrachito le contesto: -Dile a tu
compadre que mientras más trabaje más rico será- Y se desapareció de su vista. Y regreso con su
compadre y le dijo lo que decía su suerte, pero el compadre le dijo que no tenía con que gratificarlo y que
se lo había advertido. Y salió nuevamente con los bolsillos vacíos, pensando en su mala suerte; y se dijo: -
Bueno pues ya que fui a gritarle a la suerte de mi compadre, de una vez voy a gritarle a la mía, y pensó la
mía debe estar en un lugar muy feo y se fue a la parte trasera de la fábrica donde amontonaban la basura
y desechos. Y grito: -"suerte mía"- Y salió un perro flaco roñoso y chiguiñoso, casi arrastrándose y de mal
humor le grito: ¿Qué quieres, porque osas molestarme? Y el pesimista le dijo: -¿Hasta cuándo? Suerte mía
me vas a tener en esta pobreza. ¿Porque no me favoreces; mira a mi familia?, no tenemos ni que comer-
Entonces el perro se puso furioso y ataco al pobre hombre, luego de revolcarlo y orinarlo le dijo: -Mejor
dime tú: ¿Hasta cuándo piensas tenerme así? te busco y por más oportunidades que te pongo enfrente,
no las aprovechas. Tú eres el que me tiene así, todo flaco y roñoso- Y le volvió a propinar otra tanda de
mordiscos. Por ultimo le advirtió: ¡Ah!, y a tu mujer ahora que la veas ponle una golpiza porque solo así te
obedecerá y ayudara y si no lo haces; la próxima vez que te vea, te pondré tal revolcada que no te
levantaras más. Y se desapareció.
Tal vez los ejemplos del cuento te parezcan tontos: "Un campesino que no sabe que los ejotes se
convierte en fríjol". En la vida diaria a veces nosotros también parecemos tontos al no darnos cuenta que
los pequeños esfuerzos diarios fructifican en grandes oportunidades y cuando pasa la oportunidad, nos
hacemos un lado en vez de agarrarla por los cuernos pues tememos que nos mande muy lejos con su
embestida. Muchas veces es mejor irnos lejos que quedarnos en el mismo sitio estancados. Tal vez no
vivamos en el mejor país, pero cuando menos se tú el mejor patriota. Tal vez no tengas el mejor patrón,
pero se al menos el mejor empleado, yo te aseguro que tus esfuerzos serán notados y recompensados. Y
si ya te cansaste de hacer rico a tu patrón, pues sientes que te explota demasiado; agradécele cuando
menos que te ha enseñado el potencial que tienes. Yo te aseguro que si trabajas como él te obliga
progresaras aunque no tengas más que un humilde puesto de tacos. Persevera en todo lo que intentes y
nunca tires la toalla, mucho menos cuando tu contrincante está a punto del nocaut. Recuerda que si
aguantas un poquito la meta puede estar a solo unos centímetros y lo mejor te está esperando, solo lucha
por conseguirlo. Se siempre optimista y positivo y no dejes que la apatía te invada, que el pesimismo
nunca sea tu huésped. Revisa tu vida y si encuentras rastros de este mal, elimínalos. Recuerda que son
contagiosos. Que no decaiga el ánimo y esfuérzate ahora que puedes, porque mañana... ¿Quién sabe?
Mírame a mí decía mi abuelito nacho pavón a los 77 años y todavía me anime a echarle el tercer nivel a mi
casa, con pocos recursos y ayuda. Pues "El hombre nació para trabajar, como el pájaro para volar". Doy
gracias a dios porque a esta edad me ha dado fuerzas y salud. "No me duele ni una uña, ni tampoco
quiero que me duela". Recuerda que el mañana no existe; y lo que hagas hoy, si existirá en el futuro.
Escrito por Francis Reyes en 1990 como un pasatiempo para olvidar los momentos y tiempos difíciles que
en aquella época luchaba por terminar estudios y lograr una carrera militar.
Para todos mis apreciados lectores espero les guste este cuento escrito en un lenguaje tal y como lo
escuchaba hablar de mis vecinos que llegaron a vivir a la aldea de Quebrada Grande de donde soy
originario “por cierto mis vecinos eran de Copan” nosotros les decíamos cariñosamente “los Copanecos”.
//alex
La suerte de mi compadre
Autor: Francis Edgardo Reyes Contreras
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Cuento publicado el 26 de Octubre de 2015
eran compadres, pero, a pesar de todo lo que habían convivido eran muy diferentes. Uno era optimista,
muy entusiasta, le sonreía a la vida, Y todo era motivo de alegría. El otro, en cambio, era pesimista,
apático, a todo le estaba buscando el defecto y pensaba que no valía la pena esforzarse, ¿Para qué? De
todos modos: ¡Nada iba a cambiar! Los resultados de su forma de ser saltaban a la vista. La esposa del
compadre optimista era guapa, muy fina, educada, agradable. Y la del pesimista era todo lo contrario. Y ni
hablar de sus casas y parcelas se notaba quien era ordenado y emprendedor y el abandono de quien no
tiene muchas esperanzas.
Para el compadre optimista, cada mañana era una bendición de dios, se levantaba de un salto de la
cama, y brincoteaba, como pajarito, de aquí para allá, inflando los cachetes y apretando los carrillos para
silbar una tonada que luego cantaba con fuerte y afinada voz. Cada sensación la vivía como si fuera la
primera o la última, sentía el agua helada en su cara y sonreía contento de sentirse vivo, veía el amanecer
y se maravillaba, con las tonalidades de las nubes, el lucero haya a lo lejos y mil detalles que sus sentidos
captaban; al tiempo que decía que iba a ser ¡Un excelente día! Y mientras recitaba una oración, hacia una
lista mental de todos los pendientes que pretendía resolver; pues siempre decía: "No dejes para mañana
lo que puedas hacer hoy". En su casa, aunque todavía no amanecía todo era actividad, mientras el
preparaba los aperos del campo su esposa ya le había preparado el desayuno. Echaba pastura a sus
animales y entraba a la cocina donde primero se comía a su mujer a besos y piropos y después saboreaba
el atole, tortillas recién hechas y la salsa tan rica que le había preparado su "chata". Apenas si clareaba el
alba cuando salía rumbo a su labor, su mujer lo despedía con un beso, mientras su perro daba vueltas en
su derredor ladrando ansioso por partir. Salía lleno de contento, tanta felicidad no le cabía en el pecho,
sabía que iba a tener un día pesado, pero no importaba, era para darles mejor vida a su esposa y
pequeños hijos.
De camino al campo, pasaba por la casa de su compadre, y aunque sabía que perdería mínimo media
hora, se detenía a esperarlo, para ir juntos al trabajo; -¡Pobre compadre! Siempre de mal humor, ¡Es un
gruñón!- Pensaba, si dios me ha dado tanta felicidad debo compartirla con mi compadre, él lo que
necesita es alguien que lo anime, porque: ¡Trabajador, si es! E improvisando un silbato con el meñique de
la mano derecha: chiflo fuertemente alternándolo con palmadas en el zaguán, nadie respondió, lo intento
nuevamente y por allá se escuchó el tímido ladrido de un perro. Dentro de la vivienda, la mujer despertó
al compadre de un codazo en las costillas -¡Levántate! Ahí está tu compadre dando lata, que maña de
venir a molestar, parece que no sabe el camino. Pero un día de estos te lo voy a correr, si yo ni lo quería
para compadre- El hombre respondió con un gruñido y se levantó adormilado se asomó y dijo: -Hombre
compadre “no por tanto madrugar amanece más temprano”, espéreme déjeme siquiera vestirme-
¡Apúrele! Compadre, que "al que madruga dios lo ayuda"- Respondió el optimista. Se vistió como
autómata sin mucha prisa y salió sin despedirse de la mujer que seguía durmiendo. A palos arreo a sus
animales, que se negaban a salir del corral sin almorzar, pero finalmente tuvieron que obedecer forzados
por el cruel maltrato y la larga letanía de maldiciones. Por allá a lo lejos, ¡Como de rayo! el perro se
escondió para librarse de alguna pedrada de su amo; El hombre mascullo nuevamente una maldición y
salió dando un portazo que cimbro la casa completa.
-Hombre compadre, ya cásese o divórciese, a ver si, así se le quita el mal humor. Apropósito; la
comadre ¿Está enferma? Me lo mando con "la bendición del petate" (sin desayunar)- No compadre lo que
pasa es que es muy "corajuda", se enojó porque no le traje leña y pos me dejo sin cenar, y menos se iba
a levantar a preparar el desayuno, pero siempre es igual, si no es la leña, es el maíz o sus celos. Deberás
que ya no la aguanto, pero pos, ni modo, me toco "cargar esta cruz", si no fuera por los guirros ya la
habría corrido o cambiado por otra- -No diga eso compadre, la mujer es como el caballo, háblele bonito,
acaríciela, y vera como se amansa- -Hummm, compadre, eso será la suya, pero la mía es "una mula", y
dicen por ay "que la mula y la mujer a palos a de entender"- -Ya no haga coraje compadre y échese un
taco, mi vieja me puso baleadas por si me daba hambre- No compadre, ¡Ni hambre tengo!- -Mire, mire
compadre si no se lo come se lo pongo de lavativa- Dijo el optimista fingiendo enojo. -Ha-a-ay compadre
"no la chifle", mejor si como, no sea que me la haga efectiva, y pos no, ¡Yo soy macho!- Respondió el
pesimista mientras engullía un taco casi sin masticar, se notaba que la traía atrasada, no ‘más se le perdía
entre los bigotes. -Hijole compadre, no sé qué haría sin usted, siempre me convida de su comida, y que
rico guisa mi comadre, ¡Gracias compadre!- -No se fije, compadre, mire, mientras usted almuerza yo le
echo un puño de pastura a sus animales, ya ve que siempre ando aprevenido, hay que atenderlos bien, ya
ve que son los que nos hacen fuertes para el trabajo- Hombre y animales, comieron y ya satisfechos se les
notaba otro semblante, hasta el caminar era más ligero, pronto llegaron a la labor.
-Bueno compadre, pos ay lo dejo en su tierrita pa´que le eché ganas; porque deberás que está usted
muy atrasado- -U-u-u-h compadre, ya vamos a empezar con problemas, que no ve que después de comer
"me llega un desconsuelo que solo con una siestita se me quita"- -No´hombre compadre ya en serio, mire
primero vamos a trabajar en su tierra, vamos a terminar el barbecho; con las dos yuntas, antes de media
mañana estará lista, yo después me voy a trabajar mi tierra y usted empieza la siembra de la suya; pero
échele ganas compadre, sino se le va atrasar mas su milpa-
Y así lo hicieron, con el apoyo del compadre optimista, en dos o tres días las tierras estaban
sembradas, solo un pequeño solarcito había dejado cada uno para el cultivo de hortalizas, las lluvias
habían llegado y el tiempo era propicio para sus cultivos. El optimista que pensaba en todo ya había
visitado "la casa de apoyo al campesino" y se enteró que las condiciones climatológicas eran óptimas para
la siembra de cebolla.
-Mire compadre ya no ‘mas nos falta sembrar los solarcitos, hay que sembrar cebollas, dicen que se va
a dar buena cosecha- informo el optimista. -¿Cebollas, compadre? No compadre, como que no me late,
además es muy apestoso. Esos de la "casa de apoyo al campesino" ni saben; el año pasado dijeron que
fríjol, sembré la semilla y salieron ejotes y en dos o tres días se macizan y ya nadie los compra; ay los
deje abandonados y los animales se los comieron- Se quejó el pesimista. -¡A que mi compadre tan sonso!-
Respondió el optimista. -¿que no sabe que los ejotes al secarse: son los frijoles? con razón mis chivas
engordaron. Hay que perseverar compadre, no sea tan desesperado- Dijo el optimista; que se retorcía de
la risa. -Mire compadre hay que apúrale y en la tarde vamos a ver al encargado que nos de la semilla, no
tenemos ni que ir al pueblo, la tiene en su casa y nos va a explicar todo lo referente al cultivo de la
cebolla- Así lo hicieron y por la tarde fueron a ver al encargado de la semilla, era un viejito alegre y
bonachón que para darles la bienvenida les ofreció un jarro de fresco pulque a cada uno. El optimista de
inmediato lo ingerio y alabo el buen sabor, pero el pesimista le busco mil defectos, que si no se lo llenaron
porque eran las "sobras", que a lo mejor estaba "pasado", y no se tomó nada. Cuando el anfitrión
pregunto porque no lo tomaba el pretexto un mal estomacal. Les explico lo referente al el cultivo de
cebollas, que se siembran en almácigos y se tienen que trasplantar a la tierra cuando ya las matitas
macizaron y de preferencia en día nublado y lluvioso. Y entre explicación y charla le ofrecían más pulque
acompañado de quesadillas de huitlacoche y requesón al optimista y al pesimista que se decía enfermo ya
no le ofrecieron nada. Cuando estaban explicando lo referente a lo comercialización de la cebolla, esto es:
¿A quién le vendo? ¿Cuánto vale? etc. el pesimista se aburrió y salió pretextando una urgencia. Le dieron
su semilla y se fue a su casa, -"comercialización" ¿Que ciencia puede tener vender una humilde cebolla?-
Como se había pronosticado la cosecha de cebolla fue excelente y la esposa del pesimista malaconsejo
a su marido, le dijo: -Mira cosechaste mucha cebolla, pero tu compadre, también y te va hacer la
competencia, la próxima semana ellos van al santuario a dar gracias por la buena cosecha; hay que
aprovechar y sacarla a vender a la plaza a buen precio. Cuando ellos regresen tendrán que darla barata,
pues tendremos el mercado inundado de cebolla- Y así lo hicieron trajeron a vender toda su cebolla. pero
no contaban con que toda la región había cosechado cebollas, así que no vendieron ni un kilo. Cuando
regreso el optimista encontró a su compadre desilusionado y a punto de abandonar sus cebollas. -
Compadre, le dije que no me latía sembrar cebollas, no he podido vender ni una, ¡La venta esta para
llorar!- Se quejó el pesimista. -¡A que mi compadre tan guaje! como va a vender cebollas en el pueblo, si
todos los campesinos las sembraron en sus parcelas. Mañana mismo empiezo a cosechar mi cebolla y en
un camión la voy a llevar a "bañaderos de los marranos" un pueblo que se dedica a la cría de puercos,
famoso por sus "carnitas" ay seguro que vendo toda a buen precio, se imagina compadre ¿Un taco de
carnitas sin cebolla? Si quiere compadre alquilamos un camión grande y llevamos también la suya-
Ofreció el optimista. Pero el pesimista ya no quiso invertir nada en las cebollas y como quería
abandonarlas el optimista se las compro como era de suponerse "muy baratas".
El optimista salió del pueblo con un camión repleto de cebollas y vendió toda la carga a buen precio.
Para no regresarse vacío trajo el camión lleno de marinitos finos; para críalos y engordarlos. Cuando el
pesimista se enteró del regreso de su compadre de inmediato fue a verlo, pues había quedado de pagarle
sus cebollas en cuanto llegara. El optimista para animar a su compadre le dijo: "Mire compadre la cría de
puercos es un buen negocio, compre "pie de cría" de buena raza. El dinero que le debo por sus cebollas es
muy poquito mejor le voy a dar marranitos a mitad de precio y vera que ahora si hace negocio- No muy
convencido, pues le encontraba mil inconvenientes, que si olían mal, que eran muy latosos, que había que
atenderlos, Pero pues ni modo, acepto los puerquitos en pago.
Las siguientes semanas fue de mucho trabajo, hacer los chiqueros en los solares donde habían
sembrado las cebollas, acondicionar los comederos y bebederos, idear una especie de drenaje, para poder
bañar los marranitos, etc. El optimista como siempre con mucho entusiasmo, poniendo todo su empeño
en que quedaran bien construidos y de buen material, pues su idea era poner un criadero y dedicarse a la
cría de puercos. El pesimista por el contrario, solo les puso una bardita piedra sobre piedra, que los
puercos derribaban continuamente cuando crecieron haciendo daños a su maíz, el cual, todavía no había
pizcado. Como los puercos eran de engorda en tres meses ya casi estaban listos para su venta. Los
puercos del pesimista habían crecido enormes, pues prácticamente eran alimentados con maíz; el que el
pesimista les daba y el que se comían cada vez que derribaban la cerca; cuando al fin decidió pizcar, se
dio cuenta que prácticamente se había acabado. Como era posible, que no se había dado cuenta, ¡El maíz
de todo el año! Era apenas enero y en su granero había para 15 días y con lo que ¡Tragaban los puercos!
Entonces desesperado fue a ver a su compadre. -Compadre, usted me dijo que la cría de marranos es
buen negocio y yo ya no hayo como mantenerlos, están grandes y tragan mucho maíz- Se quejó el
pesimista. -Si compadre, es un buen negocio, pero no me diga que los ha alimentado con puro maíz, "no
pos ay sí que la regó todita", a los puercos se les da desperdicio de legumbres, de comida, frutas de
segunda, semana con tortillas duras remojadas, y solo cuando se engordan se les da alimento y maíz y así
sale barato, pero usted les dio puro maíz de primera, sí que le debe haber salido carito- Aclaro el
optimista. -Hijole compadre, y ahora qué hago, sáqueme del apuro- -No, compadre pues no le queda otra
que "del mismo cuero correas"- Propuso el optimista. -¡A carajo! como esta eso ¿Del mismo cuero
correas?- Pregunto el pesimista. -Sí, compadre, mire sus marranos ya están grandes venda unos cuatro o
cinco y con ese dinero compre alimento de engorda y maíz; y en dos semanas están listo los demás para
la venta. o si prefiere hágalos carnitas y venda chicarrones para el domingo que es día del "Divino
Salvador" y todo el pueblo está de fiesta, seguro que vende todo y le queda mucha ganancia y no le
invierte más que trabajo- Dijo el optimista.
Mas forzado por la necesidad, que por ganar dinero, el pesimista le tuvo que entrar al trabajo de
matar puercos y preparar carnitas desde la víspera del viernes, y todo el sábado, pues todo aquel que
sepa el arte de prepáralas; sabe que es un oficio muy laborioso. La mañana del domingo por fin puso su
puesto y se dispuso para la vendimia. Su mujer no dejaba de recriminarlo. -Que caso le haces a tu
compadre, ay me tienes picando cebolla y cilantro, mientras que todas las mujeres del pueblo andan
paseando en la feria, no ‘mas es bueno para embaucarte, se hubiera puesto a vender él, no que ya
pasaron estrenados y arregladitos a misa de doce- La gente que pasaba, nada más los veía y nadie les
compraba, pues todos habían preparado baleadas, yucas, barbacoa o carnitas y se iban a comer a sus
respectivas casas. El pesimista más que desanimado estaba enojadísimo con su compadre, como era
posible que le hubiera aconsejado vender, cuando sabía que todos preparan abundante comida en día de
fiesta. De regreso de misa el optimista paso a ver a su compadre, pues quería cerciorarse que todo
estuviera listo para la venta "Primero dios a mi compadre le va a ir muy bien" y ahí estaba al pie del cañón
para apoyarlo. -¡Que paso compadre! ¿Cómo le ha ido? ¿Cómo ha estado? Pregunto el optimista. -¿Que
compadre? ¿Todavía viene a burlarse? No compadre ¡Eso no se hace!- Reclamo el pesimista. -"¡Calmantes
montes alicantes pinitos!- Contesto el optimista. -No coma ansias compadre, mire hay que adornar su
puesto, ¡Que llame la atención! Traiga refrescos y aguardiente y prepare una buena salsa: que es el
secreto para un buen taco y va a ver como termina sus carnitas y hasta van a querer mas- Dijo el
optimista. -Hay compadre, ¡Ya ni la amuela! ¿Que no ve que nadie compra? todos se están yendo a sus
casas a comer- Dijo el pesimista enojado. -Mire compadre, esto no es como usted quiere, tiene que tener
calma, ahorita toda la gente come en sus casas, porque por lo regular tienen invitados, pero por la tarde
todos van a la feria, al jaripeo, al baile, al palenque y cuando regresen, entonces si es la gran venta- Dijo
el optimista. -¡Que, que, que! Grito la comadre, ¡No, no, no! Ni mangos, yo no voy a estar aquí todo el
día, que te pague tus puercos y se quede él, nomás es bueno para sonsacarte- Y salió aventando el
mandil y jalando al pesimista. -Bueno compadre pero te los voy a pagar a razón de carnitas a granel-
Alcanzo a gritar el optimista.
Y como: "si del cielo te caen limones, aprende hacer limonada". El optimista tuvo que cambiar de
planes, le dijo a su esposa que venía mas atrás con los invitados -Que creen que los compadres tuvieron
un problema y nos encargaron la venta de carnitas, ¡No sean malos hay que echarles la mano! Todos
estuvieron de acuerdo y se pusieron a trabajar: unos adornaban el puesto con papel de china, otros traían
refrescos, cervezas y todo lo necesario para los "jarritos locos" y las "micheladas", Mientras que las
mujeres preparaban todo tipo de salsa, "pico de gallo", "chile habanero" ensaladas etc. Y como ya era
tardecito y además el trabajo les había abierto el apetito, prepararon la primera tanda de tacos que se
acabó "en un dos por tres", pues "todos traían bastante filo", "no ‘más parecía que los aventaban Pa’tras".
Como ya iba a empezar los espectáculos, la gente se dirigía a la plaza y al pasar por el puesto y verlos
comiendo tacos como si fuera "pan caliente", casi peleándoselos "como si fueran pollos comiendo maíz".
Les llamaba la atención y se decían: -De regreso pasamos a cenarnos unos tacos- Y el optimista que se
daba cuenta les ofrecía la prueba.
Desde la 8:00 de la noche empezaron a llegar clientes que venían de la corrida de toros y el jaripeo,
que además ya andaban "a medio chiles", pues se habían echado sus cervezas y venían alegres, otros de
plano se habían traído al grupo norteño o el mariachi, llegaban a cenar y aquello se convirtió en una gran
fiesta, pues la gente del pueblo estaba alegre y apreciaban al optimista y este se desvivía por atenderlos
junto con su esposa que realmente disfrutaban de recibir amigos y conocidos y atenderlos y a la hora de
cobrar la cuenta casi a todos les decían: -No es nada, es cortesía de la casa- Pues se les hacía feo cobrar a
los amigos, pero les resultaba contraproducente porque invariablemente les decían "negocios son negocios
y amigos en la calle" y les daban más de lo que ellos pensaban cobrar y los niños y gente que se quedó a
ayudar a servir, se les caían los pantalones por los bolsillos tan pesados de propinas. Y la fiesta seguía
muy animada y se abrió pista y se armó el baile y seguramente seguiría hasta las seis de la mañana.
El pesimista y su mujer regresaban de la feria y el baile, pero venían del mal humor, pues estaban
demasiado cansados para disfrutar. -Mira nada más por hacerle caso al zoquete de tu compadre ya ni
ganas tuve de bailar, pero que bueno que ellos tampoco pudieron ir, y ahorita nos vamos por el puesto
para ver que carita tienen- Se quejaba la mujer. Cuál fue su sorpresa al ver aquello lleno de gente y la
caja repleta de billetes. Y le entro la envidia y el coraje. -Pero que poca vergüenza míralos nada mas
hinchándose a tus costillas, no si caras vemos, compadres abusivos no sabemos- Gritoneaba la mujer del
pesimista. Y le picaba la cresta al marido -Ándale que te paguen lo de tus puercos, si tú fuiste el que te
fregaste y ellos no ‘más a servir y cobrar- Entonces el optimista llamo a su compadre y le dijo: -Mira
compadre aquí esta lo de tus carnitas te las estoy pagando sobre el precio de lo que valen, ahí ya va
incluido lo de tu trabajo, pues no te lo pago como animal vivo o en canal, sino como carnitas- Pero como
la comadre vio que en la caja quedaba cuatro veces más dinero que el que le estaban pagando, siguió con
su alegata y habladas. - No si eso si es chuparle la sangre al prójimo, nosotros trabajando desde el viernes
y estos en un ratito se llevan el dineral, y ni vergüenza les da- El optimista para evitar problemas le dijo a
su compadre -Mira compadre yo no te estoy robando nada, tu mujer fue la que no quiso esperar, para que
veas que te quiero ayudar te voy a pagar doble jornal de los días que trabajaron- Pero no hubo forma de
contentar a la mujer y la amistad de los compadres se vio gravemente deteriorada.
El dinero de la venta de las carnitas una parte se la agarro la mujer que nunca quedaba contenta y
otra parte fue para comprar maíz pero como los cerdos eran grandes, en la mitad del tiempo que faltaba
para llevarlos a vender se acabó. Entonces con pena y todo el pesimista fue a ver a su compadre -Hombre
compadre préstame maíz y dinero para mantener mis puercos y llevarlos a vender, no tengo ni que darles
se me van a enflacar- El optimista decidió cortar por lo sano y le dijo: -Mira compadre te voy a prestar,
pero para que no haya problemas con la comadre ahora si me dejas una escritura en prenda- El pesimista
estuvo de acuerdo al fin era solo por unos días y le dejo la escritura del solar.
Se llegó el día de ir a vender los puercos y debido al distanciamiento entre los compadres, cada uno
se fue por su lado. El pesimista con lo limitado pues no tenía y además ya para que los alimentaba; si en
unas horas los vendería. El optimista en cambio llevaba maíz para un mes y los alimentaba
continuamente. El lugar donde pensaban venderlos era un pueblito llamado "jutiapa” de los marranos"
famoso por sus carnitas, lugar a donde llegaban muchos turistas a degustar los productos porcinos. En la
entrada del pueblo los detuvo un retén donde les informaron que debido a una emergencia sanitaria no
podían pasar con sus cerdos. Las autoridades sanitarias habían detectado una cepa de fiebre porcina y se
habían sacrificado e incinerado todos los puercos declarando un cerco sanitario y cuarentena. Esto
represento un grave problema para el pesimista y demás porqueros que no llevaban provisiones, pero
para el optimista solo fue un pequeño contratiempo, bajo sus cerdos les improviso un corral y les dio de
comer. Todos los porqueros venían a verlo para que les diera maíz, pero como no tenían dinero no les
quedaba más que venderle, antes que se enflacaran o murieran de hambre, eso sí muy baratos. Al
compadre pesimista no le quedó otra que vender y regresar derrotado y sin el suficiente dinero para
rescatar su escritura. Todavía no se perdía de vista, ni los animales entraban al corral cuando las
autoridades sanitarias determinaron que no había riesgos para los humanos y se podía consumir la carne
siempre y cuando viniera en canal, pues seguirían monitoreando y fumigando los chiqueros por un año.
Apenas se dio el comunicado los dueños de restaurantes y taquerías salieron corriendo a buscar a los
porqueros para comprarles al precio que les dieran pues la venta de los productos de cerdo era la base de
la economía del pueblo. Cuando llegaron con el optimista le rogaban que les vendiera y le ofrecían sumas
verdaderamente fantásticas. Pero el optimista tenía pensado un trato beneficioso para todos y les dijo: -
Amigos no se peleen que tengo suficiente para todos y les voy a vender a buen precio. En mi rancho
tengo un criadero y puedo surtirles por mucho tiempo. Miren lo de ustedes es preparar carnitas y
venderlas, dejen que un servidor se encargue de traerles la materia prima y así ustedes se dedican solo a
venta y atención del turismo. Todos estuvieron de acuerdo y dijeron que era una excelente idea; y así el
optimista se regresó con bastante dinero y trabajo para todo el pueblo.
A su regreso al pueblo lo primero que hizo fue ir a buscar a su compadre, le tenía una propuesta
de trabajo. La comadre lo vio venir y enseguida le advirtió -Ay viene tu compadre y seguro te quiere
agarrar de su tarugo, cualquier cosa que te proponga primero lo consultas conmigo, porque que a ti ya te
vio la cara- Y como no quería que lo recibiera en su casa salió a la calle a ver que quería. El optimista que
venía muy contento, ni cuenta se dio de la descortesía y le dijo. -Compadre, me fue muy bien y vengo a
invitarlo a trabajar conmigo, lo quiero como jefe de producción de la fábrica procesadora de carne que voy
a poner en el solar de su tierra, vamos a comprar maquinaria y usted va a ser el mero jefe- Por el
entusiasmo de platicarle sus planes se le olvido aclarar que la iba a construir en la tierra del pesimista,
porque quería que la sintiera y quisiera como suya. Pero esto le cayó a su comadre como "patacón en el
hígado". Y ahora si salió escoba en mano para correrlo como si fuera gallina -¡Sáquese de aquí viejo
encajoso! No contento de despojarnos de la tierra todavía te quiere como esclavo, solo eso le faltaba,
¡Mendigo negrero!- Y tuvo que salir huyendo, sin terminar de explicar que le pensaba pagar un buen
sueldo, regalarle una bonita casa, mandar a sus hijos a estudiar lo referente a la producción de carnes
frías, embutidos, longaniza, etc. Pues quería que el negocio creciera en serio y lo quería a él y toda su
familia como socios.
Aunque el compadre no quiso trabajar de todos modos se construyó la fábrica en el solar de su
tierra, pues ya estaba en los planos. Se compró maquinaria, sierras eléctricas, y se sacaron los permisos
sanitarios necesarios para funcionar. Se dio empleo a todo el que quiso trabajar: entre criadero y
procesadora eran más de 50 trabajadores que estaban contentos de tener un buen empleo en el mismo
pueblo. Además tenía 5 camiones para el transporte de la carne. Todo marchaba sobre ruedas y había
buenas ganancias. Para el compadre pesimista la situación era todo lo contrario, sin el apoyo de su
compadre que siempre le ayudaba y motivaba. Su cosecha había sido muy raquítica y si el año pasado la
cosecha se la comieron los cerdos ahora no tenía ni maíz, ni cerdos. Su mujer en vez de ayudarlo siempre
lo recriminaba y echaba la culpa al optimista de todos sus males. La situación era verdaderamente
desesperada. Y como todo iba de mal en peor, cierta mañana despertaron como: " La Divina Providencia "
(Cuando amanezco sin nada, sin saber en dónde como): Se acabó el maíz, se acabó el fríjol, se acabó el
dinero, se acabó la comida y se acabó el rencor y el orgullo. Si bien dicen que “es bonita la necesidad”; la
mujer del pesimista al tener la cocina vacía y ni de que echar mano, como por arte de magia le cambio el
carácter y con una dulzura impensable en ella despertó al pesimista. -¡Mi amor despierta! Sabes, me
estaba acordando del compadre ya tiene mucho que no viene a verte, habías de irlo a ver, dile que su
ahijado preguntas mucho por él y que yo también le mando saludar, que si ya no se acuerda de los
pobres, que aquí en su pobre casa tiene las puertas abiertas- El hombre se levantó y no daba crédito a lo
que oía, pensó que seguía soñando, pero era verdad, su mujer le estaba poniendo los zapatos y
recomendándolo que se pusiera una chamarra, no sea que se resfriara. Ya cuando iba de salida la mujer
lo despidió con un beso y le dijo: -Le dices al compadre que siempre has estado dispuesto a trabajar con
él; pero como ya no regreso, que a poco se sintió con la broma del otro día, ¡Era puro relajo! El siempre
tan de buen humor, tan buena gente y tan guapo. ¡Ah!, y no importa el puesto que te de acéptale aunque
sea de barrendero, ya vez que no tenemos, ni que comer, a ver si te da un adelanto, porque su ahijado no
ha desayunado-
Para el optimista fue una gran alegría ver a su compadre, que contento estaba de abrazarlo, pues lo
quería como a un hermano. Cuando el pesimista le platico su situación y su deseo de trabajar con él, con
verdadera pena y tristeza le dijo: -Compadre, con mucho gusto te daría el trabajo que te ofrecí, pero ya
está ocupado el puesto. Siento mucho tu situación pero tú sabes que mi negocio y la fábrica son una
empresa y los contadores tienen todo inventariado, no disponemos de efectivo todo se paga “cheque
contra factura”. Yo tampoco cargo efectivo solo tarjetas de crédito y tengo que comprobar mis gastos, así
que no te puedo ayudar. Y toda mi fortuna esta en inversiones a plazo fijo- El pesimista agradeció sus
atenciones y salió arrastrando los pies. El optimista se acordó que tenía guardados lps40.00 pesos en
efectivo y le dijo: -Mira compadre tengo lps40.00 pesos de mi caja chica, pero como te dije tengo que
comprobar todos mis gastos, te los voy a dar si vas a gritarle a mi suerte, pregúntale: ¿Hasta cuándo voy
a dejar de ser rico? -Pero al pesimista se le hizo poco y quiso regatear, además se acordó que su mujer le
dijo: “cualquier cosa que te proponga primero lo consultas conmigo” Y al no haber arreglo regreso a su
casa. La mujer salió a recibirlo y a preguntarle si le había dado el trabajo, si le había prestado dinero a lo
que el contesto: -Me mando a gritarle a su suerte pero solo me daba lps40.00 pesos- y la mujer le dijo
que si le convenía que regresa inmediatamente y fuera a realizar el encargo. Cuando el pesimista regreso
con su compadre este le dijo: -Hijole compadre fíjate que salió un gasto y ya use lps10.00 pesos, ahora
solo tengo lps30.00 pesos. Entonces el pesimista considero que debía consultarlo con su mujer y regreso
nuevamente a su casa y la mujer le dijo que si le convenía que fuera. Cuando regreso su compadre ya
había gastado otros lps10.00 y nada más le daba lps20.00 Y volvió a regresar a preguntar a su mujer y
esta le dijo -Si hombre ve- Y se volvió a repetir la historia y ya nada más le daba lps10.00 pesos y volvió a
regresar a preguntar, entonces la mujer le dijo: -Si hombre, si nos conviene con lps10.00 ya compramos
maíz y cuando menos tortillas solas comemos, no que estamos con el estómago vacío- Le dijo que fuera
inmediatamente y que le diera lo que le diera "de todos modos fuera". Cuando regreso con el compadre,
este ya había gastado el dinero así que le dijo: -¡Qué pena!, pero como no quisiste ir, me salió un gasto y
ya no tengo nada-
El pesimista salió muy triste pero se acordó de la recomendación de su mujer -Que le diera lo que le
diera "de todos modos fuera"- y como: "Donde manda capitán..." Entonces se preguntó: ¿Y dónde podré
encontrar la suerte de mi compadre? y pensó: -debe estar en un lugar hermoso- Y fue a la fachada de la
fábrica que tenía un jardín con césped y plantas de ornato y grito -"Suerte de mi compadre"- Y salió un
charrito montado en un brioso corcel al que daba órdenes: ¡Aja bonito! ¡Arre! y casi atropella al pesimista,
¡Epale, epale! "¡No te arrugues cuero viejo que te quiero pa´tambor!" Entonces el pesimista le dijo que
decía su compadre que: ¿Hasta cuándo lo iba seguir favoreciendo? y el catrachito le contesto: -Dile a tu
compadre que mientras más trabaje más rico será- Y se desapareció de su vista. Y regreso con su
compadre y le dijo lo que decía su suerte, pero el compadre le dijo que no tenía con que gratificarlo y que
se lo había advertido. Y salió nuevamente con los bolsillos vacíos, pensando en su mala suerte; y se dijo: -
Bueno pues ya que fui a gritarle a la suerte de mi compadre, de una vez voy a gritarle a la mía, y pensó la
mía debe estar en un lugar muy feo y se fue a la parte trasera de la fábrica donde amontonaban la basura
y desechos. Y grito: -"suerte mía"- Y salió un perro flaco roñoso y chiguiñoso, casi arrastrándose y de mal
humor le grito: ¿Qué quieres, porque osas molestarme? Y el pesimista le dijo: -¿Hasta cuándo? Suerte mía
me vas a tener en esta pobreza. ¿Porque no me favoreces; mira a mi familia?, no tenemos ni que comer-
Entonces el perro se puso furioso y ataco al pobre hombre, luego de revolcarlo y orinarlo le dijo: -Mejor
dime tú: ¿Hasta cuándo piensas tenerme así? te busco y por más oportunidades que te pongo enfrente,
no las aprovechas. Tú eres el que me tiene así, todo flaco y roñoso- Y le volvió a propinar otra tanda de
mordiscos. Por ultimo le advirtió: ¡Ah!, y a tu mujer ahora que la veas ponle una golpiza porque solo así te
obedecerá y ayudara y si no lo haces; la próxima vez que te vea, te pondré tal revolcada que no te
levantaras más. Y se desapareció.
Tal vez los ejemplos del cuento te parezcan tontos: "Un campesino que no sabe que los ejotes se
convierte en fríjol". En la vida diaria a veces nosotros también parecemos tontos al no darnos cuenta que
los pequeños esfuerzos diarios fructifican en grandes oportunidades y cuando pasa la oportunidad, nos
hacemos un lado en vez de agarrarla por los cuernos pues tememos que nos mande muy lejos con su
embestida. Muchas veces es mejor irnos lejos que quedarnos en el mismo sitio estancados. Tal vez no
vivamos en el mejor país, pero cuando menos se tú el mejor patriota. Tal vez no tengas el mejor patrón,
pero se al menos el mejor empleado, yo te aseguro que tus esfuerzos serán notados y recompensados. Y
si ya te cansaste de hacer rico a tu patrón, pues sientes que te explota demasiado; agradécele cuando
menos que te ha enseñado el potencial que tienes. Yo te aseguro que si trabajas como él te obliga
progresaras aunque no tengas más que un humilde puesto de tacos. Persevera en todo lo que intentes y
nunca tires la toalla, mucho menos cuando tu contrincante está a punto del nocaut. Recuerda que si
aguantas un poquito la meta puede estar a solo unos centímetros y lo mejor te está esperando, solo lucha
por conseguirlo. Se siempre optimista y positivo y no dejes que la apatía te invada, que el pesimismo
nunca sea tu huésped. Revisa tu vida y si encuentras rastros de este mal, elimínalos. Recuerda que son
contagiosos. Que no decaiga el ánimo y esfuérzate ahora que puedes, porque mañana... ¿Quién sabe?
Mírame a mí decía mi abuelito nacho pavón a los 77 años y todavía me anime a echarle el tercer nivel a mi
casa, con pocos recursos y ayuda. Pues "El hombre nació para trabajar, como el pájaro para volar". Doy
gracias a dios porque a esta edad me ha dado fuerzas y salud. "No me duele ni una uña, ni tampoco
quiero que me duela". Recuerda que el mañana no existe; y lo que hagas hoy, si existirá en el futuro.
Escrito por Francis Reyes en 1990 como un pasatiempo para olvidar los momentos y tiempos difíciles que
en aquella época luchaba por terminar estudios y lograr una carrera militar.
Para todos mis apreciados lectores espero les guste este cuento escrito en un lenguaje tal y como lo
escuchaba hablar de mis vecinos que llegaron a vivir a la aldea de Quebrada Grande de donde soy
originario “por cierto mis vecinos eran de Copan” nosotros les decíamos cariñosamente “los Copanecos”.
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